Los pacientes que se internan y deben permanecer con un alto grado de inmovilidad durante 3 días o más, están en riesgo de padecer una trombosis venosa profunda, una afección silenciosa que se origina con el desprendimiento de un coágulo de la pared de la vena que se desplaza por el torrente sanguíneo hasta producir el taponamiento del sistema venoso. Si la obstrucción es en la vena que llega al pulmón, la consecuencia es una embolia pulmonar, con un desenlace generalmente fatal. La patología representa la tercera causa de muerte súbita, luego del infarto y el accidente cerebrovascular.
Solamente en nuestro país se realizan por año entre 600 mil y 1 millón de cirugías que requieren un alto grado de inmovilización. Sin embargo, se calcula que en el 70 por ciento de los casos no se indica la profilaxis recomendada para prevenirla, en base a medicación antitrombótica por vía inyectable.
Si bien no se cuenta con estadísticas oficiales, las proyecciones sobre estudios de incidencia de la enfermedad alertan sobre la existencia en la Argentina de entre 30 mil y 60 mil casos de trombosis venosa por año, y de una mortalidad de 5.000 personas en idéntico período.
Combatir los coágulos
La efectividad demostrada por los medicamentos preventivos, entre los que se destacan las heparinas de bajo peso molecular, que son antitrombóticas que combaten los coágulos, alcanza una reducción en el riesgo de formación de trombos de al menos un 60 por ciento. Esto representa que 3.000 muertes por año podrían haberse evitado.
Muchas personas salen del quirófano perfectamente, se recuperan, y cuando vuelven a sus hogares fallecen sin que haya relación aparente con la operación. En gran parte de los casos, la razón es que mientras la persona estuvo en cama o caminando menos de 10 metros diarios, desarrolló una trombosis venosa profunda, y posteriormente un cuadro de embolia pulmonar. Pero no siempre se determina cuál es la causa del deceso. No obstante lo cual, existe consenso general en que la afección está seriamente subestimada.
La detección de la trombosis venosa profunda no es sencilla: en el 50 por ciento de los casos no presenta síntomas, y muchas veces cuando aparecen las manifestaciones clínicas es decididamente tarde. Por ello es fundamental prevenir la enfermedad en todos los casos. Las estadísticas indican que de cada 100 internados en condiciones de inmovilidad severa, 60 padecerán trombosis venosa profunda y 5 fallecerán al desencadenarse una embolia.
Entre los principales factores de riesgo, además del ya mencionado (inmovilización durante 3 o más días), aparecen el ser mayor de 40 años, la obesidad, várices, haber padecido trombosis anteriormente, y el cáncer, que incrementa el riesgo de formación de trombos en el paciente inmovilizado.
En cuanto a las cirugías, entre las más riesgosas se destacan las ortopédicas de rodilla y cadera, ya que la prevalencia de la trombosis venosa en estos pacientes oscila entre el 50 y el 70 por ciento, con un 5 por ciento de embolias fatales. En tanto, en los intervenidos por causas oncológicas tiene una prevalencia de 30 a 40 por ciento, y por cirugía general, del 25 por ciento.
Insuficiencia cardíaca
En un estudio multicéntrico realizado en Argentina sobre el riesgo de enfermedad tromboembólica venosa, que tuvo como objetivo determinar la prevalencia de factores de riesgo, su frecuencia y su prevención, se arribó a la conclusión que es frecuente la hospitalización de pacientes con sospecha clínica de enfermedad tromboembólica, y aún mayor la de pacientes con factores de riesgo para padecerla.
Según este mismo ensayo, se determinó estadísticamente que los mayores de 40 años, con insuficiencia cardíaca, cáncer o fracturas de miembros inferiores, son los que reciben más a menudo profilaxis para evitarla, sin embargo, existieron diferencias entre las especialidades y centros respecto a cuál era el riesgo y a cuándo era conveniente administrar el medicamento preventivo. La profilaxis no sólo debe contemplarse en pacientes quirúrgicos, ya que otro tipo de afecciones, como las respiratorias, que suponen también una importante inmovilidad, constituyen un importante factor de riesgo.
Otro tipo de manifestación de la trombosis venosa, aunque más benigna, es la que se presenta en las piernas y tobillos, denominada síndrome posflebítico, que se produce cuando el coágulo obstruye una vena localizada en esa zona. Generalmente viene acompañada de dolor, inflamación, dificultad circulatoria y oscurecimiento de la piel en el miembro afectado. Si bien es un cuadro menos traumático, puede estar alertando sobre los riesgos de un nuevo episodio de enfermedad trombótica, con posibilidades de desencadenar en una embolia pulmonar.
Este tipo de trombos originados en el torrente sanguíneo venoso no se vincula con la aterosclerosis arterial, una enfermedad que si bien presenta un esquema fisiológico similar, actúa directamente sobre arterias y suele ser la responsable de otro tipo de episodios obstructivos como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular o stroke.