La seguidilla de cortes de luz que azotó entre ayer y anteayer a gran parte de la ciudad se convirtió en una verdadera pesadilla para un grupo de panaderos de la zona sur. Por más que se esforzaron, los apagones les ganaron la pelea y trece bolsas de panes terminaron podridas y desparramadas por el piso. El horno que debía cocinarlas nunca lo pudo hacer. La luz no volvió hasta cinco horas después, cuando la masa ya no servía. El resultado: una pérdida de mercadería estimada en los 1.200 pesos y ánimos muy caldeados. Ayer, en tanto, 70 mil santafesinos se quedaron en tinieblas por un desperfecto en el sistema interconectado nacional.
El horno no está para bollos en la panificadora Frontera, de bulevar Seguí 1280. Para quienes trabajan allí, la madrugada del jueves no fue una jornada de trabajo como las de siempre. Si bien todo comenzó normal, la luz se empeñó en jugarles una mala pasada.
Cuando los dos empleados que trabajan en el lugar comenzaron a preparar la masa para los panes seguramente no imaginaban que cinco horas más tarde su trabajo estaría podrido y desparramado por el piso. "A las cinco se cortó la luz, justo cuando se iba a poner la mercadería en el horno", recordó el encargado de la panadería, Juan José Ghinamo.
Al principio los panaderos no se alarmaron, pero con el correr de las horas la levadura comenzó a subir y el inminente desastre aceleró su desenlace. "Los bollos de pan estaban en los moldes pero no los podían meter al horno. Subían y subían y la luz seguía cortada", señaló Juan.
El desastre llegó a las siete, cuando la luz ya era un recuerdo y las cuadrillas de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) intentaban arreglar múltiples desperfectos en distintas subestaciones transformadoras.
"La levadura subió, no la pudimos meter al horno y explotó. Fue un desastre", se lamentó Juan, al tiempo que recordó que "la masa quedó toda tirada en el piso, podrida y largando un olor agrio horrible". El encargado comentó además que el dueño del comercio, Carlos Frontera, podría iniciar acciones legales contra la EPE por las pérdidas que sufrió en su local.
Cuadrillas "a full"
Mientras tanto, las cuadrillas de la EPE ya estaban a full intentando solucionar los desperfectos. Es que tanto el jueves como ayer fueron dos jornadas de intenso trabajo para los empleados de la empresa energética.
Y si de cortes se trata, mejor ni sondear los ánimos de los vecinos del pasaje Valdés (Entre Ríos al 3400). La subestación transformadora que alimenta el barrio y nutre de energía a toda la zona comprendida entre Paraguay, Deán Funes, Sarmiento y bulevar Seguí salió de funcionamiento tres veces en dos días. "Una cosa increíble", según confesaron ayer fuentes de la EPE.
El primero de los cortes se produjo el jueves a las 6 y dejó a 200 clientes sin luz hasta el mediodía. Después volvió, pero la alegría duró poco. A la tarde de ese mismo día se produjo otro apagón, que se solucionó rápidamente.
El turno de quedar en tinieblas les tocó después a los vecinos a quienes provee energía la subestación de Dorrego y Ocampo. Esta vez fueron mil los afectados y el corte se extendió desde las 21.30 del jueves hasta las 4.10 del día siguiente.
La mala suerte, en tanto, siguió rondando por el pasaje Valdés. Ayer a las seis, la subestación transformadora volvió a salir de servicio. "El problema fue un recalentamiento de línea que se supone puede haberse producido porque en la zona hay una excesiva demanda", se explicó ayer desde la EPE.
Apagón nacional
Para completar el cuadro de apagones, el sistema interconectado nacional no quiso ser menos que las subestaciones de la EPE y ayer también sufrió desperfectos. Dos líneas energéticas que parten de la usina de Comahue, en el sur del país, se desengancharon y provocaron cortes en diferentes provincias como Buenos Aires, Neuquén, Entre Ríos y Córdoba. En Santa Fe, el apagón comenzó a las 10.45 y afectó a las estaciones transformadoras San Lorenzo, San Carlos, Esperanza, Provincias Unidas, Sorrento; Santa Fe norte, centro y oeste; Calchines, Pay Zumé, Capitán Bermúdez, Rosario sur, Casilda, Cañada de Gómez y Villa Gobernador Gálvez.
Estos cortes dejaron sin luz a más de 70 mil clientes en toda la provincia y fueron solucionados hacia las 11.45 de ayer. En Rosario, el turno de padecerlos les tocó a los vecinos de la zona norte. En la panificadora Frontera, en tanto, lo único que no está apagado es el ánimo de los empleados, quienes ahora cruzan los dedos para que ningún corte imprevisto vuelva a podrirles el trabajo.