Washington. - Un telegrama secreto, enviado el 22 de diciembre de 1942 al Departamento de Estado por el enviado especial de Estados Unidos en el Vaticano, demuestra las presiones ejercidas en los más altos niveles por Estados Unidos sobre Pío XII para que denuncie el exterminio nazi de judíos.
El documento, del que Ansa obtuvo una copia, fue encontrado por el Congreso Mundial Judío entre las cartas de la Segunda Guerra Mundial que se encontraban hasta hace poco en los archivos nacionales.
El Congreso está recogiendo documentación sobre el discutido rol que, durante la Segunda Guerra Mundial, desempeñó el papa Eugenio Pacelli, Pío XII, acusado por los judíos de haber mantenido silencio frente a las atrocidades de Adolfo Hitler, con el objetivo de lanzar una investigación independiente.
La organización hizo saber que quiere investigar si la Santa Sede no volverá sobre sus pasos y abrirá los archivos a los estudiosos de la comisión mixta, creada hace dos años por el Vaticano y el Comité internacional judío para las consultas interreligiosas con el fin de estudiar a fondo la cuestión.
La Santa Sede negó el acceso a la correspondencia secreta emitida desde 1923, atribuyendo la negativa a "motivos técnicos".
Como respuesta la comisión decidió suspender los trabajos, afirmando que no podía profundizar el tema sin consultar los documentos del caso.
Entre los documentos descubiertos por el Congreso está el telegrama del enviado Harold Tittmann al cuartel general de la diplomacia norteamericana en Washington en el que refiere un encuentro que mantuvo con el secretario de Estado del Vaticano, el 2 de diciembre de 1942.
Allí se lee que Tittmann mencionó la declaración conjunta de Naciones Unidas frente al exterminio en masa de judíos en los países ocupados por los nazis, y le pidió que la Santa Sede tomara una iniciativa análoga.
Sólo atrocidades en general
La respuesta fue que el Vaticano "no puede denunciar públicamente una atrocidad específica, pero a menudo condenó las atrocidades en general".
"El cardenal me aseguró que, en privado, el Vaticano está haciendo lo posible para aliviar el sufrimiento de los judíos. Pero precisó que la Santa Sede no puede verificar cifras proporcionadas por los aliados sobre el alcance del extermino", se lee en la nota de 1942.
En el discurso de Navidad de ese año el Papa no hizo ninguna referencia al Holocausto, que precisamente ese año comenzó una fuerte aceleración en los campos de concentración.