Mónica Martínez
Lima. - El presidente del Perú, Alejandro Toledo, ingresará hoy al Palacio de Gobierno cargando el enorme peso de las innumerables expectativas del pueblo peruano, empobrecido y despojado de bienes y valores en los últimos años. La mayoría de peruanos duda que Toledo (55) pueda revertir la pobreza de casi la mitad de la población y generar trabajo tan rápido como anunció en campaña, pero confía en que tendrá una administración honesta y de abierta lucha contra la corrupción que enfermó al país durante la década fujimorista. Diez años del gobierno de Alberto Fujimori despojaron a la nación andina de 870 millones de dólares que fueron a engrosar las cuentas bancarias de una extensa red de funcionarios, jueces, empresarios y militares, que buscaron enriquecerse ilegalmente en complicidad con el nefasto ex asesor Vladimiro Montesinos. El sistemático robo a la nación no sólo dejó sin empleo a más de 100.000 peruanos, que pudieron ser empleados con ese dinero, sino que ahondó la pobreza, y los valores democráticos, como la justicia y la independencia, dejaron de tener sentido para la población. El economista graduado en Stanford que encabezó la lucha contra Fujimori en las calles tiene el reto de sacar el país de la miseria económica y moral, después de una etapa de estabilidad lograda por el presidente transitorio Valentín Paniagua, despedido con honores y el cariño popular. Los primeros pasos ya han sido dados con la designación de un Consejo de Ministros integrado por profesionales de larga experiencia local e internacional en sus campos, como la mejor carta de confianza al exterior. Los mercados internacionales reaccionaron positivamente a la designación de Pedro Pablo Kuczynski en el ministerio de Economía y Finanzas y la Bolsa de Valores de Lima se contagió del entusiasmo con la designación en el gabinete del abogado Roberto Dañino, un conocido para las grandes corporaciones estadounidenses. El restablecimiento de la independencia de poderes y el respeto al Estado de Derecho dejarán de ser enunciados para ser vistos en la práctica por el ciudadano y las instituciones, que se habían acostumbrado a funcionar respondiendo al poder de turno. El Ejecutivo ha reiterado que buscará el consenso para respaldar sus acciones y el Congreso se le adelantó con la conformación de una directiva multipartidaria, donde todas las fuerzas políticas estarán representadas con vicepresidentes. Por primera vez en años, el partido gobernante Perú Posible no tendrá mayoría y deberá legislar en consenso con sus colegas de todas las tendencias.La reparación para las víctimas de la violencia política desatada en la última década también será un punto de necesario esclarecimiento para la reconciliación nacional y Toledo se ha comprometido en respaldar a la Comisión de la Verdad, designada para esa labor. Sin embargo, la captura de su ex rival electoral, el hoy ciudadano japonés Fujimori, será probablemente uno de los temas que Toledo animará desde su puesto para cerrar la más triste década del Perú y abrir las posibilidades a un futuro con reales expectativas de desarrollo.
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