Directores de escuela, cooperadores, encargados de la cocina centralizada que provee la comida a los establecimientos educativos locales y proveedores podrían estar implicados en graves irregularidades en la administración de los fondos que el Ministerio de Educación de la provincia destina a los comedores escolares. Así lo dejan entrever en ámbitos privados funcionarios de segunda línea de la cartera educativa, que estarían dispuestos a blanquear ante un juez los resultados de investigaciones internas sobre el manejo presuntamente sucio de esos fondos. Uno de esos funcionarios ya aportó a la policía datos sobre el desvío de partidas en varias escuelas locales, y en los próximos días esto podría dar lugar a una investigación oficial sobre el tema.
Según datos oficiales, el Ministerio de Educación de Santa Fe invierte unos 43 millones de pesos por año para brindar asistencia alimentaria a miles de chicos a través de los comedores escolares. Sin embargo, parece que no todo ese dinero llega a destino.
El propio titular de la cartera, Alejandro Rébola, lo dijo públicamente hace algunas semanas. La sospecha del ministro y de sus principales colaboradores es que las partidas se gastan mal o directamente no se gastan en los comedores, sino que se desvían a bolsillos particulares. Y las sospechas apuntan directamente hacia los propios responsables de la administración en las escuelas, esto es, directores, ecónomos y cooperadores.
En la mira de un operativo
Los presuntos responsables de estas maniobras están en la mira de un operativo de pinzas: por un lado, el ministerio anunció que de ahora en más extremará los controles sobre el destino de los fondos para comedores escolares, y por otro ya hubo contactos -aunque aislados y extraoficiales- entre funcionarios de carrera con detectives de la policía local para dar a conocer una lista de irregularidades e incluso hasta de presuntos culpables.
De hecho, los supervisores del ministerio estarían manejando ya una nómina en borrador de escuelas donde se detectaron irregularidades graves y reiteradas. Una de ellas queda en el populoso barrio Las Flores, en el sur de Rosario. A ese establecimiento se envían fondos para unas 1.100 raciones de comida diaria, aunque los chicos que allí comen no serían más de 600. Esto se repite en el caso de la copa de leche que también costea la cartera a cargo de Rébola. Los funcionarios sospechan que sólo en esa escuela se estarían desviando unos 15 mil pesos por mes y apuntan los cañones contra autoridades escolares y algunos proveedores.
Este esquema se repite, dicen, en otros establecimientos de la ciudad y se multiplican en toda la geografía provincial. En Rosario hay escuelas bajo la lupa en bulevar Seguí al 6000, en Empalme Graneros y en otro establecimiento donde el año pasado encontraron pedazos de vidrio dentro de la comida que se suministraba a los chicos.