Año CXXXIV
 Nº 49.191
Rosario,
sábado  28 de
julio de 2001
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Cinematográfico megaoperativo en el microcentro de Buenos Aires
Una falsa toma de rehenes causó pánico y obligó a movilizar a toda la policía porteña
Un grupo se encerró en un departamento para hacer control mental y se creyó que eran delincuentes

Buenos Aires.- Un particular ritual de una veintena de integrantes de un supuesto grupo de control mental que invocaba a la muerte provocó ayer pánico en el centro porteño, cuando se creyó estar ante una toma de rehenes y la zona fue evacuada y cercada por centenares de agentes de grupos especiales de la Policía Federal.
La alarma se activó poco antes de las 16 cuando empleados del tercer piso del edificio de Maipú 853 llamaron a la comisaría 15ª para denunciar que arriba, en una oficina del cuarto piso, más de 20 personas eran rehenes de asaltantes. Es que todos habían escuchado gritos y amenazas. "Los vamos a matar a todos", vociferaban voces masculinas.
"Después se supo que sorteaban papelitos a ver a quién le tocaba vivir o morir y amenazaban con quién iba a ser la próxima víctima. Ahí fue cuando los escucharon desde el piso de abajo y creyeron estar ante un robo", explicaron fuentes policiales.
De inmediato, la zona fue cercada por patrulleros, se cortó el tránsito y comenzó la evacuación de bares, oficinas, dos hoteles cercanos y una guardería infantil, con bebés y niños menores de dos años que fueron llevados por policías hasta una zona segura, hasta que llegaron sus padres aterrorizados.
A medida que arribaban brigadas policiales y el Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF) con sus negociadores, el tránsito se cortaba en varias cuadras a la redonda, se sucedían escenas de pánico por parte de personas angustiadas que buscaban conocer el paradero de familiares y amigos que trabajan en esa zona de oficinas.
La policía dispuso los tres cordones de seguridad que se usan en casos de rehenes, alejó a la prensa a varios centenares de metros del lugar y valló la zona mientras se intentaba en vano establecer contacto con los supuestos ladrones, que no respondían a los llamados del negociador policial.
Dentro de la oficina de dos ambientes, con sus ventanas y puertas cerradas desde el interior, se escuchaban corridas de muebles y gritos.

Un mensaje que cambió todo
La angustia duró tres horas hasta que una de las supuestas víctimas del cuarto piso abrió una ventana y arrojó un papelito donde explicó que ninguna de las 22 personas que allí estaban era rehén y todos realizaban un "curso de riesgo de supervivencia máxima".
Así comenzó a resolverse la situación y la policía los intimó a bajar. "Se habían encerrado, no contestaban los llamados y antes habían jugado sorteando papelitos a ver quien moría y quien vivía, eso alarmó a sus vecinos", se detalló.
A lo largo de esas tres horas de incertidumbre, el GEOF ordenó cortar el agua y la luz al edificio, mientras las versiones confusas arreciaban.
La policía informó en principio que los rehenes eran vendedoras de la empresa de cosméticos Wella que estaban en un curso cuando irrumpieron ladrones que escapaban de un frustrado asalto en el tercer piso.
Esta explicación se impuso durante casi toda la tarde, hasta que poco antes de las 19, altas fuentes policiales anunciaron que la crisis estaba resuelta y, entonces, comenzaron a circular las versiones del "malentendido", como lo definió el jefe de prensa de la Federal, Daniel Rodríguez.
En el cuarto piso había 13 mujeres y 9 hombres que durante tres horas no respondieron a los llamados policiales, ni a las preguntas del negociador del GEOF y luego aseguraron no haberse dado cuenta de lo que sucedía, pese a que un helicóptero sobrevolaba el edificio.
Desde un centro de operaciones montado en el cercano hotel Sheraton Libertador, altos jefes policiales seguían las alternativas de la negociación. El centro de la atención estaba puesto en una pequeña oficina de dos ambientes que había sido rentada hace dos meses por un centro de desarrollo espiritual llegado desde Córdoba, que ofrecía cursos de mejoramiento personal.
En ese mismo edificio, propiedad del empresario Fernando Sokolowicz, funciona la filial argentina del centro del cazador de nazis Simón Wiesenthal y el canal judío Alef Network.
El primero y segundo piso, efectivamente, están alquilados por la empresa de cosméticos Wella, que aclaró que no tuvo nada que ver con lo sucedido.
Todos los falsos rehenes fueron trasladados a la comisaría 15 para prestar declaración y luego el juez de Instrucción de turno resolverá si quedan o no detenidos.



Los presuntos asaltantes son llevados a la comisaría.
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