Año CXXXIV
 Nº 49.187
Rosario,
martes  24 de
julio de 2001
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La mujer que quiso ser algo más que una musa
La vida de Alma Mahler llega a la pantalla grande
Sarah Wynter da vida a la joven que fascinó a músicos y pintores a comienzos del siglo XX

Fernando Toloza

La lente siempre atenta del cine a las figuras históricas femeninas se saltó durante muchos años a una de las personalidades más fascinantes de la cultura del siglo XX: la talentosa Alma Mahler, una mujer que deslumbró a los genios de una época pero que quedó apenas como una testigo, como la mujer "de". Ahora la vida de esa seductora llega al cine de la mano de Bruce Beresford, un director experimentado, quien traspuso a la pantalla grande las aventuras de Alma en el filme "Bride of the Wind" (La novia del viento), con la actriz australiana Sarah Wynter en el rol protagónico, y Jonathan Pryce como Gustav Mahler.
Sabiendo que en la historia oficial iba a quedar como la simple mujer que se disputaron varios de los hombres más inteligentes y sensibles de la Europa del siglo XX, Alma Mahler escribió su visión de los hechos en una autobiografía, titulada de forma por cierto no muy original ("Mi vida") pero llena de color y de una manera de contar que revelan que la mujer era, a su vez, una artista. Y de una amplia cultura, ya que su vida se vio influenciada por la pintura, la música, la literatura y la arquitectura.
En su autobiografía están todos los elementos que pueden atraer al mundo de Hollywood, como si la bella Alma hubiese sabido desde siempre que su destino era convertirse en una heroína del cine, un arte en pañales cuando ella ya tenía aventuras sublimes. Amor, tragedia y talento son los puntos sobre los que se construye la biografía, y los personajes que los sufren no son mortales comunes sino algunos de los hombres que darían su impronta a las artes del siglo XX: entre ellos el músico Gustav Mahler, el pintor Oskar Kokoschka y el novelista Franz Werfel.
Alma se casó con Mahler a los 22 años. Además del amor, en su unión pesó la admiración, ya que la joven contaba con un gran talento musical y esperaba que Gustav la apoyase. Antes de la boda, Alma había compuesto varias piezas, pero la respuesta del marido fue terminante: quería que ella abandonase por completo la composición para dedicarse a su tarea de esposa y madre.
La aceptación de Alma fue solo aparente. Su pasión por las artes la llevó a mantener relaciones amorosas e intelectuales con algunas de las figuras más sobresalientes de su generación, entre ellas el pintor, Oskar Kokoschka, el novelista Franz Werfel y el arquitecto Walter Gropius.
A pesar de no sobresalir como compositora, Alma dejó incontables cartas y diarios que cuentan con detalle sus por momentos explosivas relaciones amorosas, sus sueños y sus frustraciones. Además, dejó un total de 14 canciones no publicadas.

Pasión por la música
Creador de películas como "Breaker Morant" y "Conduciendo a Miss Daisy", el director Bruce Beresford se sintió atraído por la historia dada su gran pasión por la música clásica y la ópera. Según el cineasta, elegir la música de la película no fue algo sencillo.
"La Canción de La Tierra" es una de las composiciones más hermosas producidas por los seres humanos", dijo Beresford sobre la pieza de Mahler. Sin embargo, no la usó en el filme: "La razón fue sencilla: si la incluía en la película, hubiera reducido a un papel insignificante a la música de Alma", explicó.
Para resolver el problema (que la presencia de la obra de Mahler no aniquile la historia de Alma), el director buscó la ayuda del compositor británico Stephen Endelman. "Este proyecto era sumamente especial porque mi rol no era componer sino compaginar la música que acompañaría a la historia", dijo el músico.
Durante el rodaje del filme, Endelman permaneció en Viena, donde preparó a Pryce para su papel de Mahler y le enseñó los movimientos básicos de un director de orquesta y entrenó a Wynter en el piano. Ambos actores aprendieron a leer partituras clásicas.
Asimismo, Endelman supervisó las grabaciones con la Orquesta Filarmónica Checa, la cual rodó algunas de las escenas bajo la batuta -limitada- de Pryce y aconsejó a los guionistas sobre los diálogos relacionados a la música de los personajes.
La película quiere reivindicar a Alma como compositora y artista, algo que ella misma no logró durante su vida. Alma brilló sólo a través de los logros y éxitos de sus hombres. Quizás, de haber desarrollado su talento musical, hubiera podido abandonar la sombra de sus amantes y tener su luz propia. Esa es la hipótesis del director. Ser la musa fue su destino, pero en ella había algo más que no se cumplió, aunque dejó sus huellas en la autobiografía y en las canciones inéditas, de la cual el filme quiere convertirse en un vehículo privilegiado.



La australiana fue dirigida por Bruce Beresford.
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