El Papa Juan Pablo II reclamó al presidente de Estados Unidos, George Bush, una globalización de la solidaridad y ratificó su condena a la experimentación con embriones humanos, el aborto y la eutanasia.
En la primera audiencia que el Papa concedió a Bush, mantuvieron un encuentro de 20 minutos a solas en la residencia veraniega de Castelgandolfo, sur de Roma, en un tono calificado de "amigable". En la oportunidad, Juan Pablo II auspició una revolución de oportunidades que permita a todos los pueblos del mundo la participación en las riquezas del planeta y una globalización de la solidaridad.
El Papa destacó la atención otorgada en la cumbre del G8 al "proceso de globalización que estuvo tan enormemente acelerado en los últimos diez años" pero "aún apreciando las oportunidades de crecimiento económico y prosperidad material ofrecidas, la Iglesia no puede dejar de expresar profunda preocupación porque el mundo continúa dividido".
La importancia de lo económico
El Pontífice precisó que las actuales divisiones no responden a "bloques políticos y militares, sino a una trágica línea de demarcación entre quienes pueden gozar de estas oportunidades y quienes parecen dejados afuera".
"La revolución de la libertad de la cual hablé en las Naciones Unidas en 1995, debe ahora ser completada a través de una revolución de oportunidades, en la que todos los hombres del mundo contribuyan activamente a la prosperidad económica y puedan gozar de sus frutos", recordó a Bush.
El Papa indicó que los líderes de las naciones desarrolladas no pueden ignorar prioridades tales como "el respeto de la naturaleza por parte de todos, una política de apertura hacia los inmigrantes, la cancelación o una significativa reducción de la deuda de las naciones pobres, la promoción de la paz a través del diálogo, el primado del rol de la ley, ya que un mundo global es esencialmente un mundo de solidaridad".
Juan Pablo II aprovechó la ocasión para ratificar su postura favorable al "más fundamental de los derechos humanos, el derecho a la vida", condenó "la investigación basada en los embriones humanos", además de la eutanasia y el infanticidio.
"Una sociedad libre y virtuosa, a la que aspira Estados Unidos, debe rechazar toda práctica que devalúe y viole la vida humana en cualquier momento de la concepción a la muerte natural", dijo el Papa, y destacó que el "respeto de la dignidad humana de todos los miembros de la familia" requiere políticas que permitan a los pueblos el acceso a lo que es necesario para sus vidas, incluidos los instrumentos tecnológicos.
Por su parte, Bush leyó un breve discurso en el que agradeció al Papa por haber recordado a los norteamericanos que su prosperidad debe coincidir con la misericordia y los objetivos morales de su acción.
El presidente respondió al Papa sobre el tema polémico de las células estaminales más tarde, en una conferencia de prensa con el premier italiano Silvio Berlusconi, donde admitió: "Estamos frente a una difícil elección, hay que equilibrar el valor de la vida y el respeto por ella con las promesas de la ciencia y la esperanza de salvar otras vidas", y aseguró que de regreso a su país continuará "escuchando puntos de vistas distintos" y tomará "una decisión cuando esté listo, en el interés del pueblo estadounidense".