| | Desaparecidos. Esperan decisión de Garzón Los querellantes pidieron la detención de Scilingo en España Habían revocado la libertad provisional del ex marino que reveló haber participado en los vuelos de la muerte
| El ex oficial de la Armada Argentina Adolfo Scilingo, quien reveló públicamente en 1997 los operativos de los vuelos de la muerte implementados durante la última dictadura, podría quedar detenido en España si el juez Baltasar Garzón acepta la solicitud que le plantearon ayer los abogados querellantes. El último viernes el Tribunal Superior español revocó la libertad provisional que gozaba el ex oficial de la Armada y por eso los organismos que ejercen la acción popular en el proceso por genocidio y terrorismo cometidos durante las dictaduras militares argentina y chilena le han pedido a Garzón que ordene el inmediato arresto de Scilingo. Scilingo permanece en España desde 1999, cuando el juez español le concedió la libertad, pero le retiró su pasaporte y le prohibió expresamente que se retirara del país, en donde pasó a ser de testigo a imputado de los crímenes que sufrieron ciudadanos españoles durante la dictadura. En 1997, el ex oficial de la Armada quebró el pacto de silencio que existió entre los militares que prestaron servicio en las fuerzas represivas de los años 70, al revelar que participó del lanzamiento de unas 30 personas vivas al mar. Scilingo era el jefe de la Sección Automotores en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), donde eran acondicionados los vehículos en los que diariamente eran secuestradas decenas de personas. Según informó desde Madrid la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos, "Scilingo se presentó voluntariamente ante el juzgado y confesó sus propios crímenes y los de sus camaradas, cuyas características ya había difundido profusa e impunemente en Argentina y ante la prensa internacional, al amparo de las leyes de punto final y obediencia debida y convencido de que iba a gozar en España de algún tipo de inmunidad". "Esta actitud de falsa colaboración con la Justicia cesó abruptamente cuando el juez decretó su prisión provisional y, más específicamente, desde que acordó su libertad provisional prohibiéndole salir de España y ordenando que se le retirara el pasaporte", denunciaron. Según aseguraron, "Scilingo no sólo se ocupó de denigrar al juez y al procedimiento judicial que decía respaldar, sino que rectificó sus declaraciones negando sus notorios crímenes; argumentó que había sido víctima de un engaño y acusó al juez instructor y a los abogados y organismos de la acusación, de hacerlo objeto de una persecución política y personal".
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