Un promedio de 120 denuncias de menores perdidos en todo el país llegan cada año a la Fundación Pibe y más de 20 son de adolescentes rosarinos que se fugaron de sus hogares. Ese tipo de casos constituye precisamente la primera causa de las desapariciones que registra la entidad. El tema es por demás de preocupante si se tienen en cuenta algunas cifras: "Una proyección indica que cada año hay 900 desapariciones de niños en toda la Argentina", estima Luis Guchea, director de la asociación, que tiene sede en Tucumán. Desde hace cinco años la fundación trabaja, juntamente con la policía, en la búsqueda de menores desaparecidos y hasta ahora ya logró resolver 370 casos.
Los miembros de la entidad aclaran que "los casos de chicos que desaparecen y que nunca se encuentran son uno en un millón" y recuerdan que en Rosario el único que tienen registrado "hasta ahora es el de Bruno Gentiletti". Guchea aclara que "la relación entre la desaparición de chicos y la venta de órganos es un mito urbano que nunca se pudo comprobar", pero asegura que "en los casos de secuestro sí hay que decir que existe un mercado de venta de chicos, en el que Rosario es una de las ciudades desde donde parte la demanda".
Representantes de la fundación pasaron por Rosario, camino a Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán. La gira, que comenzó por Capital Federal, intenta difundir a través de folletos las medidas de prevención que deben tomar los padres para evitar la desaparición de sus hijos y también muestra fotografías de niños perdidos a fin de obtener información sobre su paradero.
La entidad nació en 1996, cuando en San Miguel de Tucumán desapareció Duilio Fernández, un nene de tres años. El caso, que continúa sin resolverse, se convirtió en el puntapié inicial para que al año siguiente se creara la Fundación Pibe, que trabaja en la búsqueda de niños desaparecidos y que tiene como colaboradores a padres que alguna vez perdieron a sus hijos.
Por qué desaparecen
Las causas de las desapariciones pueden ser muchas y el director de la fundación asegura que "la mayoría de los casos son fugas de adolescentes de sus hogares que logran resolverse favorablemente". El secuestro del niño por alguno de los padres es para Guchea la segunda causa de desapariciones, mientras que le siguen los "extravíos comunes", donde los chicos reaparecen en pocas horas.
El titular de la entidad es contundente al asegurar que "los casos de secuestros en los que el menor nunca reaparece representan sólo entre el 3 y el 4 por ciento del total, es decir, uno en un millón". Y explica que "son estos los casos que la fundación intenta prevenir: una de las reglas fundamentales que los chicos tienen que incorporar es no hablar con extraños".
Desde la fundación dejan en claro que "no se puede sembrar pánico entre los padres porque sí" y aseguran que "lo que sucede todos los días no son secuestros de chicos, sino fugas de adolescentes de sus hogares".
El titular de la entidad explica que "en los casos de desaparición de chicos rápidamente se imprimen afiches que se distribuyen por la ciudad para poder encontrarlos rápidamente", pero señala que "cuando se trata de adolescentes es más complejo".
"Lo que se sucede es que si se reparte la foto del adolescente que se fue por toda la ciudad, el chico se puede sentir perseguido", argumenta Guchea, quien explica que "cuando se trata de casos que se van por propia voluntad la idea es lograr que estos adolescentes se comuniquen con sus padres para que sepan si están bien".