Gracias a la iniciativa de un grupo de padres de alumnos del colegio Dante Alighieri y contando con el apoyo de la Asociación Cultural de la escuela, hace siete años se comenzó a realizar un viaje de estudios diferente en el que la cultura formara parte de la diversión. Entonces, ¿por qué no a Italia?, pensamos, si estaba en los sueños de todos poder "reconocerla", después de tantas horas dedicadas a su geografía, historia y lengua. Así fue. Pudimos penetrar en esos libros y mapas y vivirlo, porque cuando uno viaja a Italia piensa en conocer a la Nápoles cosmopolita, a la Roma imperial, a la Florencia renacentista, a la Venecia romántica, a la Génova portuaria y a la Milán industrial. Pero lo que nunca imaginé fue la maravillosa experiencia de compartirlo con esos 163 adolescentes con actitud de asombro entre inocente y espontánea, ávidos por descubrir esa tierra a la que tanto habían estudiado. Los días no alcanzaban para caminatas entre calles de piedra angostas, monumentos donde lo sacro y lo profano se entremezclan; museos, cúpulas, palacios y plazas, "gelati" y "panini". Se pierde la noción del tiempo y del espacio. Las noches se devoraban vagabundeando sin un itinerario definido, entre fuentes y puentes, al ritmo de la "marcha" tan europea y la cumbia tan latinoamericana. Los acompañantes, 17 adultos nos maravillamos ante tanta belleza e inmensidad que despertaron emociones que a todos superaron. Los chicos a su vez, recordaron los conocimientos aprendidos a lo largo de 12 años, mientras que en más de una oportunidad hicieron de traductores a sus acompañantes. Nosotros rememoramos la historia, y por qué no, nuestra adolescencia, cuando el viaje de estudios era tan diferente. El crecimiento fue mutuo, y todos agradecimos; ellos, por el cuidado que le dispensamos, y nosotros, por el maravilloso comportamiento del que más de un hotel quedó sorprendido. Fue el complemento de dos generaciones, con un mismo sentimiento, deslumbrados por ese país tan caro a nuestros padres y abuelos, que nos llegó a todos tan profundamente que jamás olvidaremos. Patricia Lechini
| |