Cuatro hombres, dos de ellos vestidos con uniformes policiales, perpetraron un audaz golpe en la delegación de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) de la ciudad de Pérez. Para cometer el atraco, que les deparó un botín cercano a los 10 mil pesos, los ladrones inmovilizaron a los empleados y a una mujer policía que custodiaba el local.
Anoche, los investigadores buscaban por todo el sur provincial a los asaltantes en tanto sospechaban que la banda sería la misma que el 22 de junio último perpetró un golpe similar en una empresa de la zona noroeste de Rosario (ver aparte).
Una fuente de la pesquisa indicó a La Capital que el atraco en la sucursal de la EPE, ubicada en 25 de Mayo 1766, ocurrió a las 12.45, quince minutos después de haber concluido el horario de atención al público.
A esa hora, cuatro hombres ingresaron a bordo de un Volkswagen Pointer color plateado por un portón lateral de ingreso al garaje de la empresa. Lo hicieron aprovechando la salida del lugar de una cuadrilla de la EPE que iba a realizar tareas de mantenimiento en un barrio de la vecina ciudad.
Un empleado golpeado
Hasta ese momento nadie había sospechado de los movimientos realizados por los delincuentes. Pero la llegada al garaje de un operario a bordo de un vehículo de la empresa puso de manifiesto las intenciones de la banda: un tremendo puñetazo y una patada lo detuvieron cuando descendió del auto que había estacionado.
"El muchacho le preguntó a un tipo que se quedó de campana de quién era el Pointer. El ladrón le respondió que no era de él. Entonces avanzó unos metros y allí otro tipo le pegó y lo redujo", explicó Segundo Paniagua, a cargo de la vigilancia privada del inmueble.
Rápidamente, los ladrones, con armas de puño, atravesaron una puerta que conecta la cochera con con el salón de atención al público. Allí los maleantes obligaron a los seis empleados de la EPE que estaban en ese momento a tirarse al suelo boca abajo mientras uno de los asaltantes, vestido "con un uniforme policial y anteojos oscuros", reducía a la sargento Carmen Peralta, de la comisaría 22ª, quien custodiaba el local y la despojaba de su arma reglamentaria.
"El tipo llevaba un pantalón azul, una campera del mismo color con cuello de piel y una gorra", explicó una fuente policial ligada a la investigación. Con la situación controlada, dos maleantes -según contó Paniagua- se dirigieron a la oficina del jefe de la delegación, Miguel Angel Valentini, y le robaron los 300 pesos que tenía en el bolsillo tras amenazarlo con las armas.
En tanto, otros dos ladrones fueron hacia una de las cajas y le exigieron al empleado que la atendía que le entregara la recaudación, aunque algunos ruidos que provenían del techo inquietaron a los maleantes. "En ese momento un operario de la delegación de Zavalla estaba realizando un trabajo arriba. Entonces subieron y lo obligaron a bajarse", explicó el vigilador.
Con el dinero en su poder, unos 9.600 pesos en efectivo, y cuando solamente habían transcurrido pocos minutos, los ladrones decidieron abandonar el lugar. Sin embargo, antes de irse tomaron sus precauciones: encerraron a los empleados y al policía en una oficina y ataron sus manos con precintos.
Después se subieron al Pointer y desaparecieron. Hasta anoche los ladrones no habían sido localizados por la policía, pero los investigadores estimaban que podrían haber escapado en distintas direcciones. "Pueden haber huido por la ruta 33 que conecta Zavalla y Rosario, o por la ruta 14 en dirección a Soldini", explicó el vocero, que también comentó que los maleantes se podrían haber esfumado por otro sitio: un camino de tierra que traslada hacia la ciudad de Funes.