Año CXXXIV
 Nº 49.180
Rosario,
martes  17 de
julio de 2001
Min 15º
Máx 21º
 
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cartas
Al hijo que emigra

Hijo querido: cuando leas esta carta ya estarás rumbo a tu nuevo destino y necesito que perdones mi cobardía por no poder decirte estas palabras mirándote a los ojos, pero mis lágrimas no me lo hubieran permitido. Quiero que sepas que respetamos tu decisión de marchar en busca de lo que no pudiste conseguir en tu país (a pesar de tus jóvenes 22 años): un trabajo digno, con posibilidades de estudiar al mismo tiempo, una luz que te diera la posibilidad de creer en un futuro mejor. A pesar del dolor que le causa tu partida a nuestra familia, nos sentimos orgullosos de vos, por ir en busca de una meta o un sueño quizás, tratando de no quedar en la "mediocridad" que hoy vemos en nuestra juventud. Sabemos que no será fácil. Pero vos elegiste este camino y queremos que lo transites teniendo en mente todo lo que tu familia te ha enseñado: con el ejemplo, honradez, hombría de bien, respeto por el prójimo, mesura en la toma de decisiones y por sobre todas las cosas la unión de la familia, porque debes saber que siempre estaremos con vos, no importan las distancias. Y no dudes en recurrir a nosotros cuando necesites un consejo o cuando simplemente tengas ganas de llorar. Pero si tu corazón un día decide que aquello no es para vos, no dudes en nosotros, porque tu alegría será la nuestra. Todo nuestro amor y nuestra fuerza para que seas feliz. Te amamos, mamá, papá y tu hermano.
Graciela Alicia Lamas


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