Walter Palena
Ariel Herrendorf hace una mueca de inconformidad cuando se le pregunta qué se siente al ser el ghost writer de Carlos Menem. Prefiere, en todo caso, que se lo designe como el "escriba" del ex presidente. Esa palabra no le parece la más atinada, pero tampoco encuentra argumentos como para desdeñarla. Sabe perfectamente que su universo literario encontró nuevos confines desde que se convirtió en la pluma de Menem y, en cierto modo, en la prolongación de su pensamiento. "Para mí es una aventura intelectual escribir para Menem", afirma con aire de suficiencia provocadora. Herrendorf se define, ante todo, como un escritor. Comenzó a elaborar los discursos presidenciales en 1997, cuando tenía 30 años. Ahora es uno de las pocos con llegada directa a Menem, recluido en una quinta de Don Torcuato, donde cumple prisión domiciliaria desde el 7 de junio, cuando el juez federal Jorge Urso lo imputó de ser el presunto jefe de una asociación ilícita que traficó armas a Croacia y Ecuador. El "escriba" dio detalles ante La Capital de cómo pasa Menem sus horas de arresto en la casa de su amigo Armando Gostanián, pero también desgranó conceptos políticos filosos que llevan la impronta de su jefe político. "En poco tiempo más Menem será senador", sorprende, y dice que esa jugada es una respuesta política a una "circunstancia política" que lo llevó a la cárcel. Y amplía: "Si aquí hay una persecución política que utiliza a la Justicia para sustanciarse, no veo por qué razón la víctima de ese hostigamiento no puede utilizar las mismas herramientas para defenderse". Herrendorf datalló como será la estrategia para llevar al ex presidente a la Cámara alta: Su hermano Eduardo renunciará a su banca de senador y, simultáneamente, la Legislatura riojana designará a Menem en su reemplazo. ¿Cuál es la razón de esta osadía?: "Ante las versiones insistentes acerca de una eventual renuncia del presidente Fernando de la Rúa, me parece importante que un líder político de las características de Menem esté en el Senado". Mientras lucubra su futuro político, Menem sabe que, por ahora, su terreno está delimitado por los cercos que delimitan la quinta de Don Torcuato. Allí estableció su "base de acción", rodeado por sus más estrechos colaboradores y con el bastón afectivo que representa Cecilia Bolocco. Herrendorf afirma que Menem afronta su prisión de una forma "admirable y digna", y que la única vez que lo vio sumamente irritado fue cuando Urso limitó las visitas a la casa de Gostanián. Por lo demás, dice que su humor no ha cambiado y que consume las largas horas en la quinta mirando televisión y películas en video, que casi siempre elige su flamante esposa. "Gladiador" y "El patriota" fueron los dos filmes que más le gustaron en los últimos días de encierro obligado. Recientemente Bolocco cambió la acción por una obra más romántica, para lo cual eligió un título emblemático a la luz de su pasado y su presente: "El espejo tiene dos caras". Pero uno de los pasatiempos preferidos es mirar televisión. Se divierte mucho con el programa de Marcelo Tinelli, es especial con el "Gran cuñado", donde él también forma parte de la parodia que tanto irritó al gobierno. "Menem se ríe cuando se ve a sí mismo. A él siempre le gustaron las imitaciones". El hacedor de discursos remarca que Menem siempre trató de neutralizar las sátiras hacia su persona, pero no de una forma represiva, sino contraponiendo más condimentos humorísticos para agigantar el personaje. "Tal vez le molestaría no ser satirizado mientras los otros políticos sí lo son. Siente que eso forma parte de la construcción del personaje. Se divierte con sus propios bloopers". Su rutina comienza con ejercicios físicos. El dueño de la casa le proveyó a Menem de un minigimnasio: pesas, una cinta para correr y una bicicleta fija. "Cómo no puede jugar al fútbol o al golf, él se mantiene en forma de esa manera", agrega. Luego del gimnasio, se sienta a escuchar la radio y recorre los diarios, en especial las páginas que lo tienen como protagonista principal por su situación judicial. Pero hay algo que lo abruma y que es lo único que lo hace flaquear: su tormentosa relación con su hija Zulemita. "El la extraña muchísimo y desearía que esté a su lado. Pero como dice siempre Menem, el tiempo es el que cura las heridas".
Un lector de la historia La imagen de Menem leyendo un libro en el patio de la quinta no fue, para Herrendorf, una impostación o una postal necesaria para aventar la idea de que es un animal político enjaulado y que busca un poco de sosiego en la lectura. También trata de desarmar la fama de "inculto" que se granjeó por sus varios fallidos que la alimentaron, como cuando aseguró haber leído las obras completas de Sócrates (el filósofo griego nunca escribió nada; fue un maestro oral), o afirmó que le gustaban las novelas de Borges (el más famoso de los escritores argentinos jamás escribió una novela) o cuando dijo: "Renaceré como el gato Félix". "Menem tiene una formación cultural y es una gran lector de las novelas históricas, sobre todo las vinculadas a la antigüedad: Alejandro Magno o Julio César", afirma. Las elecciones literarias no son casuales: estos personajes han basado su vida en la acumulación y en la construcción de poder, algo que fascina a Menem. Una prueba más palpable de esto, cuenta Herrendorf, es el hecho de que el ex presidente sea un fervoroso lector de la Biblia y de la historia de los Papas, sobre todo la de los primeros diez siglos del cristianismo. "El es muy proclive a las sentencias bíblicas, pero, más allá de ser un buen cristiano, le interesa la Iglesia como fenómeno de poder", dice, y narra una anécdota que lo pinta de cuerpo entero: \En una de las visitas al Vaticano, dice que a Menem le llamó la atención un trono rodeado de símbolos que estaba encima de la silla pontificia, desde donde el Papa celebra misa. "El Papa, aún siendo el máximo representante de la Iglesia, tiene físicamente encima de sí una silla en la que nunca se va a sentar. Esto, como símbolo, a Menem siempre le llamó la atención". -Tal vez porque él quiere ser quien ocupe ese lugar, que está más arriba que el propio Papa. -(Carcajadas). Seguramente.
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