Ocho kilómetros al sur de Villa Gesell donde antes se "acababa la Villa", está Mar de las Pampas, lugar de paz y silencio sólo interrumpido por el ruido del mar o el viento que ruge entre los pinos.
Aquí no hay asfalto, calle principal ni centro comercial, sólo hay bosque, cabañas y casas que respetan el paisaje, algunas hosterías y casas de té y de comidas que invitan a degustar exquisiteses regionales.
Al no existir una avenida costanera, los árboles se internan en los médanos y se mezclan bosque y playa sin línea divisoria, generando un paisaje único que se completa con el mar azul como telón de fondo.
Altísimos pinos de diversas especies perfuman el aire y no hay ninguna edificación que supere la altura de los árboles. Si el paisaje se aprecia desde arriba no parece haber nada construido por las manos del hombre.
Mar de las Pampas guarda mucho del encanto de la Villa Gesell de los 50. Aquí el progreso no molesta, pero sólo a unos minutos se puede ir a los bancos, médicos, cajeros automáticos, supermercados, discos y cines.
A Mar de las Pampas se puede arribar en vehículo particular, micro o avión (en temporada). Además desde Villa Gesell se ofrecen servicios de taxis, remises y colectivos para cubrir los 4 kilómetros que la separan de la terminal de Gesell.
Mar Azul
También al sur de Villa Gesell, pegado a Mar de las Pampas, se encuentra Mar Azul, un paraje donde el mar y el bosque se juntan sin límite. Allí funciona un pequeño centro comercial, un supermercado, kiosco, una feria artesanal y algunos bares, restaurantes y casas de té. Con atractivos todo el año, el invierno es la temporada ideal para pasar unos días alojado en una de las confortables cabañas que disponen de todos los servicios que requiere el turista exigente.
Entre las opciones recreativas se destacan las cabalgatas, los recorridos en sulkys, las travesías en cuatriciclos, las excursiones al faro Querandí, las salidas de pesca y la práctica de trekking.