Año CXXXIV
 Nº 49.178
Rosario,
domingo  15 de
julio de 2001
Min 4º
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El poeta de los múltiples rostros
Juan Gelman habla de su nuevo libro

Jorge Boccanera

Desde "Incompletamente", aparecido en 1997, que Juan Gelman no daba un nuevo libro. Ahora, el poeta conceptual, el de fraseo irónico, el vanguardista, el tanguero, el místico, dice haber dado los últimos toques a un nuevo libro de poemas titulado "Valer la pena", un volumen de 160 textos escritos desde 1996 a la fecha.
La poesía de Gelman es, siempre, un espacio de celebración entre la imaginación y las ideas, un diálogo ficcional atravesado por la historia y una orquestación de tonos que se entrecruzan para dar un sello personal, inconfundible.
Considerado uno de los poetas vivos de mayor relevancia a nivel internacional, con libros traducidos a diversos idiomas y galardones tan importantes como el premio Nacional en 1997 y el latinoamericano "Juan Rulfo" el pasado año, Gelman habla de su nuevo libro desde México, donde radica desde hace 12 años, en una conversación que abarca la creación, el ejercicio del periodismo y la actualidad política, pasando por el encuentro con su nieta en abril del 2000 y otra búsqueda, la de su nuera Claudia Iruretagoyena, desaparecida junto a Marcelo Gelman, su hijo.
-¿Hay un nuevo libro de Gelman en la cocina?
-El libro es "Valer la pena" y está prácticamente terminado. Su aparición en la colección Seix Barral de la editorial Planeta está prevista para octubre o noviembre de este año.
-Por algunos textos de ese libro adelantados en revistas, podría hablarse de una constante: algo que pugna entre lo vital y lo marchito, entre lo que es y lo que se diluye, ¿es así?
-Ojalá así sea, porque tu pregunta es una definición exacta de la vida: lo nuevo, lo que nace, tiene que emprender una lucha a muerte contra lo que se marchita. O contra lo que se marchitó ya y finge que no se ha enterado todavía.
-En septiembre pasado, cuando usted obtuvo el premio Juan Rulfo, contó que el hecho, seguido de múltiples entrevistas, homenajes, etcétera, había interrumpido la escritura de un libro. Parece que las obsesiones del libro pudieron más.
-La poesía es un oficio ardiente en el cual uno trabaja mientras espera que se produzca el milagro del maridaje feliz de la vivencia, la imaginación y la palabra. Chesterton decía que lo verdaderamente milagroso de los milagros es que a veces se producen.
-Usted ya había hablado de la relación entre imaginación y vivencia en la ceremonia de premiación del Rulfo para Olga Orozco, ¿recuerda eso? ¿cómo se da esa comunión o trasiego en su propia poesía?
-Dije que, en su caso, la relación entre imaginación y memoria es tan intensa que crea otra memoria, en que el sueño de la realidad se rehace como sueño de la escritura. Pienso que la vivencia es hija de la experiencia. Como la realidad que la despierta, la vivencia tiene muchos rostros y la imaginación los interroga. El resultado es la escritura, la poesía, ese árbol sin hojas que da sombra.
-Puede un porteño como usted -de Villa Crespo- escribir sin todo lo que involucra su ciudad, su lugar? Hace tiempo se refirió usted a las complicaciones en la escritura que provocaban mudanzas, extranjerías, otras lenguas.
-No, no puede. Nadie puede, sea carioca, barcelonés o parisino. El lugar y su lengua entran para siempre con la infancia en los entresijos de todo el mundo. En Madrid he conocido porteños que hablan como madrileños, con zeta y todo. Lo hacen de puro porteños.
-Como lector, usted ha mencionado en muchas entrevistas la frecuentación de libros de diversos géneros, poesía, ensayo, narrativa, etcétera. También ha mencionado la cábala.
-Me interesa por una visión exiliar. Somos exiliares en la tierra, en la existencia, en la historia. Una hermosa tradición de los indios de Guatemala, cuenta que cuando la mujer tiene un hijo en el vientre lo lleva a que vea los árboles y los pájaros, le explica qué está viendo y el nombre que tienen para que aprenda a identificarlos con el respeto a la vida.
-¿Está reuniendo sus artículos periodísticos para un tercer tomo de "Prosa de prensa"?
-No, sigo escribiendo mis contratapas semanales para Página/12. Que se conviertan en libro, es un azar editorial.
-Como periodista de raza que se desempeñó en diarios, revistas y agencias noticiosas, ¿extraña el ambiente de una redacción?
-Lo extraño mucho y ante todo el trabajo de cronista, que te pone en contacto con personas desconocidas de la más variada calidad, con su lenguaje de matices propios y su particular manera de ver el mundo. Hay muchos países en un solo país, cada persona es un país.



El escritor dice que la poesía es un oficio ardiente.
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