Pablo F. Mihal
Una victoria. Solamente eso. Si ganar es dejarlo todo, ayer Los Pumas quedaron en deuda. La historia marcará que una vez más el seleccionado argentino venció al de Italia, esta vez por 38 a 17, pero lo que seguramente nadie recordará es cómo se dio ese resultado.
Desde el vamos Los Pumas mostraron una actitud apática, que mejoró algo en el segundo tiempo, pero que en ningún momento llegó a hacer vibrar las fibras más intimas como ocurrió por ejemplo contra los Springboks en la cancha de River.
La sensación que se llevó más de uno cuando se retiró del estadio fue que Argentina jugó porque tenía el compromiso de hacerlo, que fue sólo un trámite. Y que tuvo un final feliz solamente porque enfrente hubo un equipo regular. La tibieza de las tribunas, en cierta medida, fue el termómetro justo. Al menos la gente lo entendió así.
El primer tiempo no dejó grandes cosas para el análisis. Sólo algunos hechos aislados. A los 3' Felipe Contepomi abrió el marcador con un penal. Pero casi inmediatamente Mazariol respondió y emparejó la balanza.
Minutos después siguieron los intentos, pero los constantes continuados hicieron que la defensa azurra se ordenara y generalmente las pelotas se perdieran. Si bien en los lines no tuvieron problemas, el scrum fue una formación que les costó encontrarle la vuelta.
Los intentos argentinos siguieron aunque muchas veces se equivocaron los caminos. Utilizaron mucho el pie y varias pelotas quedaron adentro lo que originaron nuevos contraataques; y cuando quiso avanzar con pelota dominada, los italianos cerraron bien la defensa y presionaron al ataque hasta ahogarlo.
Pero a los 22' apareció Albanese, que desbordó por su punta con una pelota que había recorrido toda la línea, y llegó el primer try. Argentina comenzaba a estirar las diferencias pero en el juego no convencía.
Después un intercambio de penales entre Contepomi y el diminuto Mazariol le pusieron las cifras definitivas al primer período.
En el complemento la actuación del conjunto albiceleste fue levemente mejor, a pesar de que en los primeros minutos dos penales del apertura italiano habían acercado a la visita en el marcador (13-12). El ingreso de Quesada por Stortoni le dio una bocanada de aire al juego de Los Pumas. El Queso ocupó el lugar de Contepomi y éste pasó de fullback, en lugar de Stortoni.
El goleador del Mundial entró con todas las ganas. A los 12', como pidiendo permiso, consiguió su try. Después, a los 15', Simone utilizó bien el lado ciego y se zambulló al ingoal. Y luego volvió a aparecer Albanese, quien capitalizó una muy buena contra del Yanqui Martin.
Argentina se puso 38 a 12 y de allí hasta el final reguló. El try de Raineri sobre el final poco importó. El marcador no corrió peligro y Argentina sumó un nuevo triunfo, aunque haya mostrado un juego muy mezquino.
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La Ciudad
