"Gran Hermano", la fórmula que asegura éxito

Silvio Mario Valli

Estaba en la placita del Che subido a un cajón vacío de frutas, al mejor estilo de los discurseadores del Hyde Park londinense que generalmente protestan contra el establishment, pero casualmente Out, sí, mi Outsider Personal, de él se trataba, "of course", arengaba a los jóvenes a no tener como única salida Ezeiza (por otro lado, ¿como se llega a Ezeiza con la malaria que hay, máxime si son jóvenes?)... porque otra Argentina es posible.
Blandía en su mano diestra (¿o siniestra?) un ejemplar de la ínclita revista Claro (Nº100 del 4/7/01) en cuya portada mostraba como primicia que "al gran ex «Gran Hermano» Gastón Trezeguet (a) El Anticristo, lo estaría tentando el partido Acción por la República que fundó Domingo Cavallo, con propuestas concretas de que apoye al Mingo en su campaña política".
Dentro de la vocinglería de los jóvenes que rodeaban a Out expresándole las diversas opiniones sobre la curiosa incorporación del transgresor Gastón a la política, "como una estrategia de seducción del siempre esquivo electorado joven", alcancé a espetarle: "¿Out, no cree usted que está equivocado al fogonear tamaña locura?".
Out me divisó desde su improvisada tribuna y en el clímax de su paroxismo proselitista me enrostró: "Usted, don Valli, no tiene visión de futuro..., es un conservador como Sonia Cavallo que le bajó el pulgar cesariano al pobre chico y sólo porque es el bisexual más famoso de la TV. ¿Acaso no vio a los publicistas-travestis de la tele la onda progre que curten?".
Quise replicarle pero el clamor de "¡¡Cavallo-Gastón... un solo corazón"!!" me aturdió y trastabillando me alejé dejando una densa humareda azufrada al tiempo que repetía como un poseso aquello de "Yo puedo creer cualquier cosa..., con tal de que sea increíble", Oscar Wilde, escritor irlandés (1854/1900).