Venado Tuerto. - El titular de la delegación sur de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), Genaro Celestino, dijo que "los peones rurales están atravesando una de las situaciones más difíciles que les tocó afrontar a lo largo de su historia" y atribuyó este hecho a que "la realidad del campo, con el bajo precio de los cereales y la hacienda, hacen que el sector se encuentre en una encrucijada de cara al futuro". El promedio de ingreso mensual al año de los trabajadores rurales es de 200 pesos, afirmó Celestino.
La situación agropecuaria en nuestro país no está atravesando por un buen momento y si a eso le sumamos que el sur de nuestra provincia es una de las zonas que componen la otrora "poderosa" Pampa Húmeda; la retracción en el mercado laboral de los peones rurales se nota de manera contundente. En Chovet, por ejemplo, 30 años atrás los trabajadores enrolados en Uatre sumaban cerca de 300, mientras que en la actualidad no son más de 40 los que llevan adelante las tareas vinculadas al sector agropecuario. Como muestra basta un botón.
Está claro que no toda la situación desesperante por la que atraviesa Uatre tiene que ver con la recesión del campo sino que también confluyen otros motivos vinculados a la mecanización del agro. Las máquinas de labranza cero, las cintas transportadoras de bolsas o los volquetes hidráulicos, prescindieron de muchos trabajadores rurales.
Pese a la delicada situación, que en varias oportunidades se trasladó a medidas de fuerza por parte de los peones rurales que cortaron bocas de acceso a cerealeras de la región, Celestino sostiene que "no son momentos para el enfrentamiento entre la patronal y los obreros sino que lo que debemos hacer es unirnos".
"Lo que debe primar en estas circunstancias es el diálogo entre las partes para encontrar una solución al problema", señaló el sindicalista para luego agregar que "en última instancia se puede llegar a la acción gremial, pero mi idea es negociar hasta las últimas consecuencias con los dadores de trabajo para no perder fuentes de trabajo".
Para graficar la situación, Celestino apeló a la jerga futbolera al sostener que "si estamos adentro de la cancha podemos hacer un gol, pero si estamos afuera (en alusión a despidos) podemos gritar todo el día que la pelota no va a entrar nunca".
Otro de los problemas por los que atraviesa el sector está vinculado a la temporalidad del trabajo ya que el fuerte está determinado por los períodos de cosecha (básicamente en los meses de febrero, marzo, abril, mayo y junio), mientras que en los meses restantes la merma es considerable.
"Lo que pasa en nuestro pueblo es triste ya que cuando se termina la cosecha no hay mucho trabajo y el poco que hay debemos repartirlo entre todos los muchachos para poder pasar el invierno y esperar el poco movimiento que empieza en diciembre con la cosecha de trigo", explicó un changarín de ese pueblo.
Propuesta de unidad
Para Celestino la solución no pasa por el escenario de confrontación entre las partes sino por el contrario, su propuesta es de unidad ante la crisis. Lo explicó así: "No tiene sentido que hagan una protesta los camioneros, luego los colonos y después los trabajadores rurales. Lo que hay que hacer es pelear todos juntos para salir adelante".
"El grave problema que atraviesa el campo repercute directamente en el transporte y en los trabajadores rurales", dijo Celestino y añadió que: "A un colono que vende 500 quintales de maíz le queda limpio, en concepto de utilidad neta, alrededor de 2.000 pesos con lo cual no puede subsistir mucho tiempo".
No obstante, Celestino consideró que "en los pueblos se nota la malaria pero de una forma más atenuada que en las grandes ciudades, ya que si bien hay días en que los trabajadores no tienen un peso partido al medio, si digo que ya hay hambre en Rosario no te estoy exagerando".