Junto a una nutrida comitiva de vecinos, y entre ellos muchos chicos, el intendente Hermes Binner dejó ayer habilitado el nuevo tramo de Avellaneda entre 27 de Febrero y Arijón. La obra fue financiada en un 50 % por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y se completará en los próximos días con la extensión hasta Batlle y Ordóñez. Durante la caminata inaugural no faltó el chocolate caliente que sopesara el viento frío de la tarde, mientras en el aire quedó flotando una recomendación de Binner a los automovilistas: "Si se quiere una ciudad sin radares hay que salir cinco minutos antes y no usar estas avenidas como vía rápida de circulación". Desde las 16, funcionarios y vecinos se concentraron en la esquina de Avellaneda y 27 de Febrero para acompañar el estreno del nuevo corredor. La obra permitirá conectar el norte y el sur de la ciudad y se evalúa a futuro su prolongación hasta el Camino Viejo a Soldini, que la vinculará con la ruta 178. Los trabajos realizados entre 27 de Febrero y Seguí comprenden el ensanche y pavimentación de las calzadas existentes. En el nuevo tramo, que va desde Seguí hasta Arijón, se abrió totalmente la traza, cruzando Circunvalación por debajo del puente. Según estimó la secretaria de Obras Públicas, Patricia Sandoz, el trayecto entre Arijón y Batlle y Ordóñez "quedará finalizado en diez días". La inversión integral del proyecto vial fue de unos 5,5 millones de dólares, de los cuales un millón se afectó a desagües pluviales sobre unas 80 hectáreas aledañas a la flamante traza. Rodeado de chicos y vecinos, Binner consideró que con la apertura de Avellaneda "se logra el objetivo de constituir una sola ciudad, a la que se integran numerosos barrios aislados como Acindar, Tío Rolo y Estación El Gaucho". A su vez, Binner les solicitó a los automovilistas "prudencia", los llamó "a disminuir la velocidad" y justificó el uso de radares en las calles "para que no se sigan lamentando víctimas por accidentes de tránsito". Minutos después comenzó la caminata, en la que a su paso Binner cosechó elogios de los vecinos. Luego hubo tiempo para un chocolate caliente servido por los ex combatientes de Malvinas y por último el periplo arribó en auto a Sánchez de Bustamante, donde un nuevo acto coronó la inauguración.
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