Año CXXXIV
 Nº 49.173
Rosario,
martes  10 de
julio de 2001
Min 6º
Máx 11º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Tenis
Wimbledon: El increíble Goran
Contra los pronósticos el croata Ivanisevic le ganó la final a Rafter

Para el croata Goran Ivanisevic luego de tres intentos fallidos, venció en cinco duros sets al australiano Patrick Rafter por 6-3, 3-6, 6-3, 2-6 y 9-7 y conquistó el tradicional abierto de Wimbledon, tercer Grand Slam de la temporada.
  Con 29 años y en el declive de su carrera, Ivanisevic, quien no lograba resultados positivos, había pensado en el retiro, pero quizá ahora haga un replanteo y decida continuar jugando con los mejores del circuito.
  No obstante ayer, tras imponerse en semifinales al inglés Tim Henman, había declarado que “si un angel baja del cielo y me ayudaba a ganar Wimbledon, me retiraría del tenis”.
  Para Rafter fue la segunda final consecutiva perdida, ya que en el 2000 cayó ante Sampras.
  A la definición en la cancha principal del All England Tennis Club llegaron dos jugadores de potentes saques y en la que aparecía como favorito el australiano, más aún después de eliminar en semifinales a Agassi.
  Sin embargo, fue Ivanisevic quien abrió el partido ganando su servicio con comodidad y en el segundo dispuso de tres bolas para romper el saque a su rival y colocarse 2-0.
  La contundencia y la velocidad del saque del croata, que en los seis partidos que había disputado este año en la hierba londinense había logrado 186 puntos directos con su primer servicio, fue fundamental en el primer set.
  Tras el 3-0 cada jugador mantuvo la iniciativa con su saque. Rafter no pudo recuperar el terreno perdido y, con 5-3 y 40-15 favorable al croata, la segunda pelota de set fue suficiente para sentenciar el primer parcial por 6-3.
  El australiano, que es un consumado especialista en superficies de césped, donde acumula cuatro títulos, la segunda mejor marca de jugadores en actividad tras los 10 torneos (siete de ellos de Wimbledon) que ganó Sampras.
  En el segundo set, Rafter recuperó la confianza, empezó adjudicándose su servicio con suficiencia y dejó que Ivanisevic fuera víctima de su propia fogosidad.
  Una doble falta del zurdo croata permitió a su rival la chance de romperle el servicio, por primera vez en el partido, y el australiano no dejó escapar la posibilidad con una volea cruzada que sorprendió a Ivanisevic a contrapié.
  La suerte se repitió en el segundo parcial y, el 3-0 con el que se situó Rafter, fue suficiente. Cada jugador mantuvo su servicio y el australiano igualó la final con idéntico marcador (3-6.
  El croata comenzó mandando en el tercer ser por 2-1 cuando reclamó los servicios del médico de la pista central para calmar su dolorido hombro izquierdo. Tras los masajes, su brazo funcionó con la contundencia habitual, encadenó tres juegos consecutivos y se puso 5-2.
  Rafter mantuvo su servicio (5-3) y salvó la primera bola de set con un paralelo de derecha, pero el saque del croata, con un punto directo incluido, no dio opción y se lo adjudicó por 6-3.
  En el cuarto período, Rafter tomó ventaja de 3-2 y, en el sexto juego, una jugada polémica sacó al croata del partido. Primero sancionaron a Ivanisevic con una infracción de pie que desembocó en una doble falta y, luego, un saque que pudo tocar la línea, fue cantado fuera por el juez de silla y el genio se desató. Tiró la raqueta al suelo, dio una patada a la red y perdió, no sólo la concentración, sino el punto el servicio y el set (que acabó con un 2-6 en contra).
  El quinto y definitivo set mantuvo el suspenso hasta el desempate. Cada jugador mantuvo su servicio y la igualdad llegó hasta el 6-6, primero y el 7-7 después, aunque el hambre de victorias del croata hizo el resto.
  Rompió el saque a Rafter y se colocó con 40-30 que le daba su primera bola de partido. La tensión hizo mella en Ivanisevic que desperdició su oportunidad con una doble falta y repitió a continuación.
  Tuvo que esperar a la cuarta bola para culminar su sueño. El australiano estrelló le pelota en la red y el croata dio gracias al cielo, se tiró sobre el césped y corrió a abrazar a su padre Srdjan, que le esperaba en lo alto de la tribuna.


Diario La Capital todos los derechos reservados