El auto del subdirector de Tránsito de la Municipalidad, Rolando Marcantoni, fue pescado in fraganti por el radar en el cruce de las avenidas Circunvalación y Pellegrini corriendo a 98 kilómetros por hora. Pero esa no es la única sorpresa: pese a que la infracción, junto a otras dos, data de varios meses atrás, ninguna fue juzgada todavía por el Tribunal Municipal de Faltas -es decir, no les determinó el importe- y figuran por lo tanto impagas en las oficinas que despachan los libre multas.
Marcantoni se defendió con el argumento de que posiblemente la foto, tomada el 30 de enero último, sea producto de su participación en una prueba de calibración de radar realizada aproximadamente para esa fecha. En esa dirección, apuntó que el 24 de enero su repartición cursó una nota a la empresa encargada de los radares (llamada Strappa) que quizá haya sido una solicitud para realizar la prueba, pero hasta el cierre de esta edición no pudo rescatar el texto de la misiva.
Aun si ese fuera el caso, igual no quedaría claro cómo una prueba de calibración puede dar origen a un acta de infracción asentada ya en el Tribunal de Faltas y que figura como impaga apenas se la rastrea en las computadoras del tercer piso. Habría que coincidir, aparte, que no aparece muy apropiado el método de usar vehículos particulares y no oficiales de la repartición para pruebas de esta índole.
"Todo esto me llama la atención y es por ello que sospecho alguna mano extraña, porque el acta de infracción no la recibí en mi domicilio", sostuvo Marcantoni a La Capital. "Más allá de ello, soy un ciudadano como cualquier otro y esto no debería alarmar a nadie", se defendió.
Infracciones impagas
En el Tribunal de Faltas, el Fiat Palio patente UXQ 710 a nombre del funcionario figura con tres infracciones impagas y nunca juzgadas. La primera, el 2 de agosto del 99, por "estacionar en un lugar prohibido: Córdoba al 700". Idéntica falta motivó la multa del 16 de noviembre de 2000, nada más que en Sarmiento 848.
Y la última, la de exceso de velocidad, fue registrada por el radar el 30 de enero último en el cruce de Circunvalación y Pellegrini, donde se comprobaron 98 kilómetros por hora, casi 20 más de lo permitido.
"Las multas por mal estacionamiento, por las cuales creo que tampoco fui notificado, en todo caso se produjeron porque nunca tramité ni exhibí en mi vehículo ningún permiso de libre tránsito -apunto Marcantoni-, aunque como funcionario podría haberlo utilizado".
"Una mano extraña"
En su defensa el funcionario no descartó incluso una interpretación conspirativa. "Sospecho, repito, alguna mano extraña: me llama la atención la aparición de todo esto", dijo, con la convicción de que, en cualquier caso, pudiera tratarse de una consecuencia por "no haber permitido ningún privilegio" en su actuación.
Marcantoni también señaló que el domicilio de calle 1404 que aparece en la cédula de notificación de la multa es correcto: pertenece a la vivienda que ocupa en el barrio de Fisherton. Además, admitió que por el cruce de Circunvalación y Pellegrini debe circular de vez en cuando. "Pero creo que por la fecha que aparece en el acta correspondería en todo caso a los días en que hicimos las pruebas de calibración del radar", arriesgó el funcionario.
Sin embargo, no logró documentar su hipótesis. "En estos momentos no puedo obtener el texto de una nota que la Dirección de Tránsito envió a la empresa encargada de los radares, pero podría corresponder al permiso emitido una semana después.
La Ciudad
