Año CXXXIV
 Nº 49.170
Rosario,
sábado  07 de
julio de 2001
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Reflexiones
Otra mirada sobre Moisés Ville

Eva Guelbert de Rosenthal (*)

Con respecto al artículo de Rubén Chababo aparecido en La Capital, quiero decir que respeto su punto de vista y lamento que se haya llevado tamaña imagen de nuestra localidad. Probablemente en su rápida recorrida por Moisés Ville, a vuelo de pájaro, lo haya apreciado así. Considero que hoy en día Moisés Ville no es la floreciente colonia agrícola judía más importante de Argentina. Pero yo me pregunto si alguien puede señalar cuál de las colonias fuera de las existentes en Israel lo es. ¿Cuál de ellas no ha sufrido un proceso de deterioro, de desarraigo, de decantación o de envejecimiento? Lo que no se puede negar es que fue la decana de las colonias agrícolas judías de Argentina, organizada desde su origen en sentido comunitario. Aún hoy posee colonos o hijos de colonos que trabajan la tierra y viven del trabajo rural.
Como bien lo dice Chababo, "las huellas del ayer reverberan sobre las aceras de sus calles", transitar por ellas es recorrer parte de su historia: la presente y la pasada. Con ello está confirmando exactamente la causa por la cual el gobierno nacional (decreto 339/99) la declara poblado histórico: por sus características tan peculiares de asentamiento y su traza tan atípica. No entiendo y a lo mejor puede o quiere aclararlo, por qué ve al monumento alegórico al centenario como un frustrado anhelo de modernidad y no como lo que representa o lo que su autor, el arquitecto Bernardo Resnick, hoy fallecido, quiso plasmar. Moisés Ville no es una ciudad, si un pueblo de 2.700 habitantes, ubicado en el centro norte de la Provincia de Santa Fe, a 304 Kilómetros de Rosario, que posee alrededor de 30.000 hectáreas. Su situación geográfica distante de rutas principales dificultó en mucho su desarrollo y fue un factor decisivo para que la Cooperativa Sancor no se estableciera en ella. Tampoco está ubicada en la región agrícola más rica del país, lo que llevó en época de crisis o de desastre ecológico a muchos pequeños colonos a perder sus tierras o su derecho a la tierra. Factor importante de desarraigo, pero también de creatividad y acción. No en vano las grandes instituciones, que aún hoy se encuentran vigentes, fueron forjadas con espíritu cooperativista en épocas muy duras.
Al pasar a formar parte de las colonias de la Jewish Colonization Association, empresa colonizadora del barón Mauricio de Hirsch (1891), como su segunda colonia llegó a poseer 118.262 hectáreas. Abarcaba pueblos anteriormente fundados, como Monigotes, Virginia, Palacios. Hoy en día cada población tiene su comuna y los terrenos de calles, plazas y paseos fueron donados por la empresa colonizadora al gobierno provincial en la década del 40.
Moisés Ville dista mucho de ser una población perdida en el tiempo. Por qué sino, cómo explicar entonces los grandes cambios poblacionales que la localidad ha tenido, la disminución gradual y drástica de la población judía, el proceso de envejecimiento comunitario y por otro lado el brillo cultural que mantiene. Hablamos de un Moisés Ville de aquí y de ahora, que también tiene lo suyo, lo propio y actual. Es una población en etapa de cambio. Por supuesto que sí, pero hay que verlo, recorrerlo y así poderlo apreciar en su justa medida: no todo es negativo. Ha disminuido el número de alumnos del seminario. ¿En que escuela judía del país no ha ocurrido lo mismo? En la etapa de oro el seminario llegó a tener 222 alumnos y 150 en la casa del estudiante. Ellos provenían de distintos lugares del país y de países limítrofes. Tres razones fundamentales los traía a Moisés Ville: la carencia de docentes en las áreas judaicas, la falta de colegios secundarios en la mayoría de las poblaciones y la seguridad que a los padres le daba el entorno en este oasis. Hoy su número disminuye o se mantiene, pero aquí todavía se escucha hablar en buen hebreo y términos en idish.
Otro ejemplo es el museo, que no existía en la gloriosa etapa de gestación. Surge en las postrimerías del siglo XX, para preservar el pasado y el presente, que también es historia. Su crecimiento es vertiginoso, su accionar es dinámico y creativo, hasta diría participativo. Su mensaje es claro y actual, tiene que ver con la esencia de este pueblo, que lo caracteriza: la solidaridad y la buena vecindad, que aúnan a las comunidades y les dan identidad local. Esto desde afuera y a vuelo de pájaro es difícil de comprender. En todas las etapas hubo quienes se fueron en busca de trabajo o de estudio, o tras de sus hijos. Algunos retornaron y otros son los visitantes de fin de semana, de las vacaciones, los nostálgicos que peregrinan para recorrer sus calles, disfrutar de una tarde sentados en la plaza o en el bar. Pero también son muchos los que oyen hablar de nuestra localidad, vienen a visitar y a conocer nuestro museo, o vienen a investigar o a buscar datos genealógicos. Ellos son periodistas, fotógrafos, estudiantes, docentes, investigadores, cineastas.
Los que habitamos Moisés Ville no lo hacemos por obligación, sino porque amamos profundamente nuestras raíces, porque elegimos vivir aquí. Si bien no es la Jerusalén de Argentina, que era en la etapa de auge comunitario, no es una postal del pasado: los jóvenes que todos los fines de semana se autoconvocan en la plaza para escuchar música, pasear, matear, charlar o comer girasol, es una imagen del Moisés Ville actual. También lo es el coro polifónico comunal, el grupo de bailes típicos israelíes y tantas otras actividades que se llevan a cabo en nuestro pueblo.
El cementerio, el Museo, las sinagogas, la Iglesia, la Kadima, la Biblioteca "Barón Hirsch" forman parte de su circuito turístico y es digno de ser visitado, porque allí está parte de su pasado histórico, especialmente para quienes vienen en busca de sus raíces. Este cementerio es el primer cementerio judío del país. Fue inaugurado en 1891, cuando en Buenos Aires aún se enterraba en el de los disidentes y es anterior a la creación de la "Jevrá Kedushá", antecesora de la Amia. No trato de polemizar con el autor de la nota sino de evitar confundir a quienes no conocen nuestra localidad y de invitarlos a visitarnos y a conocernos.

(*) Museóloga, directora del Museo Histórico Comunal y de la Colonización Judía "Rabino Aarón H. Goldman"


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