| | cartas No todo está perdido
| Muchas veces Dios nos pone a prueba en el largo camino de la vida. En algunas oportunidades nos pasan inadvertidas y en algunas otras, como en el caso que aquí me ocupa, nos producen un impacto emocional tan fuerte que a menudo no sabemos si es realidad o estamos soñando. Esto es lo que nos pasó a mis hijas y a mí cuando días pasados y por un problema de salud asistí al Hospital del Centenario de Rosario. Mentiría si dijera que una sola persona con las que tuve contacto por uno u otro motivo me haya tratado de manera indiferente o mal. No encuentro palabras de agradecimiento para todo el personal, desde el primero al último, del hospital. Al doctor Luciano Stoppani y en él lo hago extensivo al equipo de médicos que integra, mi más profundo y sincero agradecimiento, no sólo por el calor humano y la atención que a mí me dispensaron, sino por su sabiduría, por el enorme profesionalismo con el que trabajan y sobre todo por hacer su labor diariamente en forma humilde y anónima. Vaya mi reconocimiento a los profesores de cátedras, enfermeros, secretarias, anestesistas, mucamos y perdón si me olvido de alguien. Gracias. Los abraza con el corazón. Alicia Liliana De Giacomo
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