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Mala comida y poca limpieza

Quiero a través de esta carta relatar mi experiencia en el restaurante Las Tinajas. Debo hacer referencia a algunas otras cartas enviadas a esta sección en las que se hacía referencia a pulcritud y buena atención. Mi experiencia se encuentra bien alejada de dicho concepto. Entiendo que esas apreciaciones son incorrectas y las refuto por completo. Después de lo pasado por mi familia por haberse contagiado de salmonella, nadie puede decir que hay pulcritud ni limpieza en ese lugar. Todo lo contrario. Dicho comercio desconoce todas las normas impuestas por Bromatología. Permítame decirle que nunca probé una cocina tan mala como en ese lugar. Los alimentos están en mal estado a simple vista. En las bandejas de los servicios hay cartelitos indicadores de qué alimento hay. En una de ellas donde debería existir una langosta hay un pescado grande blanco, relleno, que a la vista parece langosta, pero no lo es. Si a usted se le ocurre comer una parrillada, la misma tiene la peor carne. Por si esto fuera poco, cuando estuve en ese restaurante, pedí asado y tuve que soportar los comentarios obscenos y vulgares del empleado hacia mi hija. En Rosario la gente está acostumbrada a ser atendida de buena manera. Quiero dejar bien sentado que después de haber comido en ese lugar sufrí una de las peores intoxicaciones de mi vida, al igual que la sufrida por otras 20 personas. Esto no fue un simple accidente, sino un desinterés por la salud de las personas. Es por eso que cada día concurren menos clientes a Las Tinajas.
Susana Mendoza