Año CXXXIV
 Nº 49.170
Rosario,
sábado  07 de
julio de 2001
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El histórico enlace sobre la laguna Setúbal recupera su fisonomía
Colocaron la segunda antena que sostendrá al nuevo Puente Colgante
Cientos de santafesinos fueron testigos de los trabajos de reconstrucción de uno de los pilotes

Jorge Sansó de la Madrid

Santa Fe. - En ningún otro lugar la emoción parece tan real, las polémicas ociosas y el frío, tan entrometido. Casi se diría que el sol es el único lugareño que optó por no mirar. Mientras, cientos de santafesinos abrazan expectantes desde ambas orillas a la Setúbal alentando la resurrección del gigante doliente, que durante 18 años agonizó sobre la falda de la laguna.
Nadie parece querer perderse el instante histórico. Los jóvenes menores de 18 años que sólo lo han conocido en fotos y los mayores a quienes su presencia evoca una nostalgia dulce, todos quieren ser testigos del momento en que el Puente Colgante de Santa Fe vuelve a ser levantado. Y eso pasó ayer a las 13.30 cuando se volvió a izar la torre que hasta ahora le faltaba y que le había sido ominosamente amputada por la devastación de la creciente de 1982-1983.
En rigor, faltan todavía algunos meses para que otra vez autos y personas puedan volver a transitar sobre el Colgante. Su inauguración definitiva, se estima, requiere un plazo que irá hasta septiembre o incluso más lejos. Pero si hubo un día clave en la tarea de la reconstrucción que ya lleva meses de intensa labor, fue el de ayer en que la pluma de 50 metros de largo de la gigantesca grúa flotante El Indio irguió la otra torre de la volverá a "colgar" el puente.
La gigantesca inundación de 1982-83 arrastró la mitad del puente. La segunda torre desapareció entre las aguas, las demoras burocráticas y las sempiternas corruptelas que terminaron por vender sus restos de un modo nunca del todo aclarado, como si algo faltaba para alimentar la polémica, la impotencia y la bronca.La nueva estructura mide 33 metros, pesa 80 toneladas y en su construcción participaron metalurgias de Esperanza y Buenos Aires (en tanto los cables aéreos provienen desde Alemania) e hicieron falta más de 48 horas de maniobras para poder instalarla en el pilar de hormigón (recuperado) del lado este. Fue un verdadero espectáculo. Abrigados, con mate y comida, largavistas y sillones, la gente siguió las tareas desde las 8 de la mañana.
Aunque recién después de las 11 comenzó a levantarse a la torre nueva desde la superficie de la balsa en que se encontraba apoyada horizontalmente en una verdadera pulseada que los operarios habrían de mantener con el viento hasta que todo terminó pasadas las 16.
Los santafesinos habían llorado la caída del Puente Colgante que para quienes es el equivalente al Monumento a la Bandera para los rosarinos o el Obelisco para los porteños. Es la postal emblemática de su ciudad y el sello de su identidad lugareña. Es compresible que ayer ni la sensación térmica de 0 grados que afilaba el viento a la orilla del agua los detuviera. Múltiples aplausos acompañaron las casi dos horas cruciales de meticulosas maniobras con que los esforzados obreros, técnicos y profesionales lograron izar la torre y finalmente depositarla en su lugar base respectiva. Muchos ayer se emocionaron y volvieron a llorar por ese lugar que fue siempre referencia en sus vidas, entrañable a su existencia. Un sitio de enamorados y suicidas.
Ayer afloraron recuerdos y anécdotas. Los móviles radiales las recogían y las difundían. El clima festivo volvió tornar difusos los ribetes de una antología de la sinrazón que a los santafesinos les terminó costando 8 millones de dólares en la reconstrucción del puente.

Un triunfo contra la insensatez
¿Por qué se cayó el puente?, inquirió ayer un veterano periodista. "Por que a un señor coronel que inopinadamente quiso gobernar desde la ignorancia y la fuerza construyó la ruta 168 (que va a Paraná) sin los aliviadores necesarios (puentes de drenaje) y frente a una gran inundación como la de 1982-83 fue necesario volar la ruta para salvar la ciudad pero resignar el puente que no resistió la presión de las aguas endicadas por esas obras inopinadas. A todos los cientos de millones que nos costó recuperarnos gastados en reconstruir la Costanera, barrios del sur de la ciudad, la propia ruta 168 hay que sumar lo que ahora cuesta el puente Colgante", respondió.
Es decir que las razones de la caída o de las condiciones que coadyuvaron al derrumbe del puente hay que buscarlas entre las decisiones tomadas por la dictadura militar que en este caso, felizmente, al menos al cabo de casi 20 años se puede reconstruir con costo meramente económico. El Colgante comienza a recobrar su vieja fisonomía y la ciudad vibra; en medio de la malaria más cruel en mucho tiempo recupera su escarapela.



Cientos de santafesinos aplaudieron el fin de los trabajos.
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