Año CXXXIV
 Nº 49.166
Rosario,
martes  03 de
julio de 2001
Min 6º
Máx 16º
 
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cartas
¡Al fin una buena!

Mi nombre es Sebastián y soy estudiante universitario que está cansado del pesimismo en el que está envuelto mi país. Soy integrante de un grupo misionero católico de la parroquia Cristo Rey de Fisherton y en los últimos días hicimos un viaje a Icaño y Tacañita, en Santiago del Estero. Ver la alegría de la gente que donó materiales, alimentos y ropa, la paz que sentimos los miembros de nuestro grupo al entregar las donaciones y la felicidad de los pobres entre los más pobres al recibir apenas un par de zapatillas o un puñado de arroz me lleva a pensar que en este país todavía se puede. Pero le estamos errando en el camino. Esperamos un falso despertar de los políticos cuando en realidad nosotros, al igual que ellos, sólo nos interesa salvarnos a nosotros mismos. Y no es así. De esta vamos a salir todos juntos, ayudándonos y tratando de cumplir el principal mandamiento que Jesús nos dejó: "Amense los unos a los otros como yo los he amado".
Sebastián José Muñoz


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