La Macarena. - La principal fuerza guerrillera de Colombia amenazó con secuestrar ministros, jueces y congresistas en el marco de una campaña para presionar la liberación de sus combatientes confinados en las hacinadas cárceles estatales.
El jefe militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Jorge Briceño, más conocido por su apodo de "Mono Jojoy", hizo el anuncio en una reunión con soldados y policías liberados recientemente y que estuvieron cautivos por al menos dos años en lo profundo de la selva. Briceño lideraría el ala dura de las Farc, más renuente a negociar la paz que el líder histórico Marulanda Vélez o Tirofijo.
La amenaza supone un recrudecimiento de la guerra y un ataque directo a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que pese al conflicto que sacude este país no han sido afectados gravemente por los ataques rebeldes.
Reuters estuvo presente en la reunión secreta que dirigió Briceño, uno de los máximos líderes del grupo rebelde activo más numeroso y antiguo de América Latina, con 17.000 combatientes.
"Hay que tomar gente del Senado, de la Cámara, magistrados y ministros, los que integran los tres poderes, y verán como gritan. La idea es liberarlos y liberar los nuestros. Es una lucha tenaz, ardua y le vamos a meter políticos para que salgan", dijo Briceño dirigiéndose a los prisioneros.
Los rehenes formaban parte de un grupo de 242 efectivos de las fuerzas de seguridad liberados por las Farc el jueves.
La masiva liberación se registró luego de que las Farc y el gobierno firmaron un acuerdo de intercambio humanitario que en la primera fase permitió que quedaran en libertad 55 policías y soldados enfermos y 14 rebeldes.
Más guerra en las ciudades
Las Farc planean liberar a otros 60 efectivos de las fuerzas de seguridad en los próximos días. Ese grupo guerrillero capturó en combates desde 1997 a más de 400 miembros del ejército y de la policía en diferentes regiones del país. La guerrilla aseguró que mantendrá a 47 oficiales y suboficiales para presionar por un nuevo canje y buscar la liberación de otros de sus combatientes encarcelados.
Las liberaciones han sido el primer logro concreto en medio de la negociación de paz que inició en enero de 1999 el gobierno del presidente Andrés Pastrana con las Farc en su intención de poner fin a una guerra de 37 años que dejó 40.000 personas muertas, la mayoría civiles, en la última década.
El proceso de paz se inició luego de que el gobierno cedió a las Farc el control de una zona de 42.000 kilómetros cuadrados -dos veces el tamaño de El Salvador-, de donde retiró sus fuerzas armadas para facilitar la negociación.
Briceño también amenazó recientemente con extender su guerra a las grandes ciudades. Hace menos de una semana, en un ataque a una prisión de Bogotá, las Farc liberaron 98 presos, incluidos 19 guerrilleros. El ataque dinamitero dejó cinco reclusos muertos.
Pero el gobierno desestimó esas amenazas y aseguró por intermedio de Pastrana que estaba en condiciones de enfrentar a las Farc en el campo militar y en el de la negociación.
El grupo guerrillero afirma que lucha para establecer un Estado socialista en un país marcado por divisiones profundas entre ricos y pobres, pero ha rechazado los llamados del gobierno para que cese el secuestro de civiles y deje de recibir dinero proveniente de la industria de la cocaína.
Briceño dijo a policías y soldados, pálidos después de haber estado enfermos de paludismo y de vivir en cárceles protegidas con alambres de púas en medio de la selva donde difícilmente penetra el sol, que el gobierno les prestará más atención a los guerrilleros si secuestran ciudadanos prominentes.
El gobierno no ha podido convencer a la guerrilla para que declare un cese al fuego, cese los secuestros de civiles y suspenda el uso de misiles de fabricación casera usados en ataques a bases militares y de policía que han destruido pueblos enteros, causando la muerte de cientos de personas.