Año CXXXIV
 Nº 49.159
Rosario,
martes  26 de
junio de 2001
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Confirmaron la pena al violador de una joven
Aunque la Cámara Penal consideró que merecía una condena mayor, sólo le dieron 10 años de prisión

María Laura Cicerchia

Fernando Plácido Martínez, condenado a diez años de cárcel por violar a una adolescente junto a otros dos hombres, merecía una pena más severa. Así lo entendieron tres jueces de la Cámara Penal de Rosario que revisaron el caso, pero no pudieron aumentar la condena porque el monto de la pena no había sido cuestionado por la fiscalía. De esta forma, el fallo que declara culpable a Martínez quedó confirmado sin modificaciones.
El caso fue de una gravedad inusitada, pero Martínez y uno de sus cómplices nunca habrían sido detenidos y juzgados si no mediaba la investigación hecha por la víctima de los hechos, Sabrina, de 19 años. Ante la inacción de la policía, la joven volvió al lugar donde el 14 de enero de 2000 tres hombres la golpearon y violaron e inició su búsqueda. Habló con los vecinos, les describió los rostros de sus atacantes y finalmente se cruzó con uno de ellos en la calle. Volvió en un patrullero y les dijo a los policías que ese hombre, Carlos Gallozo, de 22 años, era uno de sus violadores. Lo mismo hizo hasta dar con Martínez, de 36.
Pero el 26 de marzo de ese año, Gallozo se escapó de la comisaría 6ª en una fuga masiva. Diez meses después volvieron a atraparlo. En su casa guardaba las notas publicadas por La Capital sobre los hechos que se le imputan.
En ese lapso Martínez fue condenado a diez años de cárcel por el juez de Sentencia Nº 5, Ernesto Genesio, quien lo encontró culpable de violación calificada, robo calificado y privación de la libertad. Pero el fallo fue apelado por la defensa de Martínez, que cuestionó la validez del reconocimiento judicial entre otras medidas.
Lo revisó la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones, integrada por Atilio Pangia, Eduardo Sorrentino y Alberto Bernardini. Los jueces confirmaron la sentencia, pero expresaron que el imputado merecía una pena mayor debido a la "gravedad y violencia inusitada del hecho". Sin embargo, no aumentaron la condena porque sólo pueden hacerlo si lo solicita el fiscal, parte acusadora en el proceso.
El hecho ocurrió en el barrio Cabín 9. Sabrina viajaba a Pérez junto a su novio, cuando el auto sufrió una avería en Las Talas al 2000, frente a las vías del ferrocarril.
Tres hombres armados se acercaron al auto, ataron al muchacho y lo encerraron en el baúl. Empujaron el vehículo hasta un campo y sobre el capó sometieron a la chica a todo tipo de vejaciones y golpes. Antes de irse le robaron un llavero, le sacaron las zapatillas al novio y la amenazaron: "Si hacés la denuncia te volamos la cabeza".
La joven no les hizo caso. No sólo los denunció sino que los buscó y los señaló sin dudar en una rueda de reconocimiento. En la casa de Martínez los policías encontraron su llavero. El hombre alegó que lo había rescatado de la basura uno de sus cinco hijos. Si no -dijo- lo habría tirado cuando detuvieron a Gallozo, su vecino y amigo desde la infancia. Pero ningún juez le creyó. Gallozo, en tanto, está preso a la espera de una sentencia por este hecho y otra violación ocurrida un día antes.


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