Miles de damnificados por el fuerte sismo que estremeció el sur de Perú hace tres días continuaban ayer viviendo en las calles y reclamando por una ayuda que llega a cuentagotas debido a la destrucción de las carreteras.
"Han llegado carpas, pero no las vemos. No tenemos donde dormir y estoy en la calle con mis niños", dijo Lucía Jiménez, una mujer de 40 años con sus dos pequeños hijos frente a su casa completamente destruida.
El sismo, que registró una magnitud de cerca de 8 grados en la escala abierta de Richter según el Instituto Geofísico de Estados Unidos, dejó por lo menos 97 muertos, 1.200 heridos y 46.460 damnificados, según las autoridades. El instituto dijo que la magnitud "fue realmente muy grande. Si hubiera sido en una zona más poblada se hubiera destruido todo".
En Moquegua, un pequeño poblado situado 1.369 kilómetros al sur de Lima y con 97 mil habitantes, el 80 por ciento de las viviendas, en su mayoría de caña y barro, quedaron en el suelo por el sismo o sufrieron serios daños.
"Es el dolor más grande de mi vida", afirmó Karin Rebosio, de 40 años, mientras bajo una carpa y sobre una mesa velaba a su madre de 75 años, quien murió aplastada por un muro cuando trataba de huir de su casa en momentos en que derrumbaba.
El movimiento, que se sintió hasta el norte de Chile y el noroeste de Bolivia, afectó a Moquegua, Arequipa y Tacna, donde destruyó importantes carreteras. El terremoto se registró a las 15.33 del sábado y duró entre 40 segundos y tres minutos, según las localidades afectadas.
La Cruz Roja indicó que ha dispuesto unos 800 voluntarios y se espera colaboradores del extranjero. Según Defensa Civil, en Arequipa murieron 68 personas, en Moquegua 16 y en Tacna -frontera con Chile-, otras 13. "La cifra de muertos aumenta porque llegan reportes de zonas alejadas en Arequipa. Por ejemplo, sólo de Camaná, hay 39 muertos", dijo Juan Portocarrero, de Defensa Civil. En tanto, las brigadas de rescate continuaban ayer buscando afanosamente a decenas de desaparecidos.
Dos aviones Hércules de la Fuerza Aérea llegaron al sur del país -donde la temperatura desciende a entre cinco a ocho grados en la noche- con medicamentos, frazadas, agua y alimentos.
Calles llenas de escombros
En Moquegua, donde el último fuerte sismo se registró en 1948, los servicios de agua potable, de energía eléctrica y de teléfonos fueron restringidos. En las calles repletas de escombros cientos de personas espera turno para realizar una llamada telefónica en las pocas cabinas públicas que funcionan.
En Arequipa la ayuda comenzó a llegar ayer mientras sus habitantes trataban de realizar sus habituales labores. "Por favor, ayúdennos, lo hemos perdido todo", dijo en esta histórica ciudad María Luisa Arbulú, una anciana de 80 años frente a los escombros de su casa de dos plantas. Una imagen del desastre.