Rodolfo Montes
Guillermo Andino conduce junto a Federica Páis "Siempre listos", un programa que suma 10 horas de aire semanales -todo un record-, y que en Rosario se ve por la pantalla de Canal 3. Es una propuesta multipropósito, un magazine, donde pueden caber diversas propuestas enfocadas especialmente al interés femenino. Siempre coloquial y observando las reglas del género. El programa de Andino y Páis se asentó en una franja de público y luego de modificar columnistas y temáticas a través de distintos relanzamientos, encontró un lugar que le permite permanecer en el aire de Canal 13 de Buenos Aires. Un logro valioso en sí, sobre todo pensando en la gran rotación de programas que mostró la televisión en este primer semestre de 2001, con el canal de Constitución a la cabeza. Andino empezó a trabajar en televisión a los 18 años, mucho antes de estar preparado. Afirma que nunca se había trazado un objetivo con respecto a la tele. Simplemente un día cayó en la cuenta en que se había criado adentro del medio, de la mano de su padre, Ramón Andino, un periodista con nombre propio en la TV y que fue conductor del noticiero de canal 13. El chico de los ojos celestes empezó haciendo notas para el noticiero, luego, ya grandecito, se volcó a la industria de los chismes de famosos, conduciendo el programa "Telepasillo" (que en la actualidad produce comercialmente), hasta que el último viraje lo acercó, levemente, a una de las fórmula de éxito del periodismo televisivo a través de la conducción de "Siempre listos". El magazine, se sabe, combina una receta de cocina con un informe médico, el conflicto de Aerolíneas Argentinas con un lugar exótico del mundo. El ciclo flota livianamente por encima de muchos temas de la actualidad nacional. En charla con Escenario, Andino rememoró su primer día de trabajo: "Apenas empecé, me mandaron a cubrir la llegada de la primavera a Palermo. Fui con un saco blanco y, con los huevazos y la harina que me tiraron, quedé hecho una tortilla". Está convencido de que su fórmula de éxito se basó en reconocer sus limitaciones y sus errores y siempre sincerarse ante el público. "Saber reírse de uno mismo y sincerarse con la gente contándole en qué nos equivocamos fue siempre mi estrategia para zafar situaciones difíciles", aseguró. -¿Cómo fueron tus distintas etapas en televisión, desde el noticiero, a los chimentos y ahora el magazine? -Creo que ya tengo una experiencia como para hablar de lo que quiero. En un momento decidí cambiar y salir de los noticieros. Fundé una productora de TV y compramos los derechos de dos: uno de entretenimientos y otro con famosos. Los llevamos al canal y ellos tenían que ocupar ese horario con un ciclo así. Después nos juntamos con Marley y Coco Fernández, unimos propuestas y salió "Telepasillo", que debate temas del espectáculo y tiene chimentos. -Sos un conductor famoso, ¿cómo te sentiste del otro lado del mostrador? -No me sentía del otro lado. Acepté hacerlo porque tenía ganas de conducir un programa de espectáculos y porque el objetivo era no ponerme en la vereda de enfrente y hablar de los famosos con el panel, sino quedarme en la vereda donde estoy. Eso lo hizo más divertido. -Con quince años en televisión sos casi un histórico, a pesar de tu edad. ¿Cómo fue que empezaste a trabajar? -Viví toda mi vida relacionado con los medios de comunicación. Mi viejo me llevó muchas veces a las distintas redacciones donde trabajó. Los primeros recuerdos que tengo de mi trabajo son estar correteando por las redacciones de La Razón o de Clarín. Cuando mi papá falleció era secretario de redacción de Clarín y conductor de un noticiero en el mediodía de canal 13, "Realidad 87". En mi casa se respiró siempre televisión, actualidad. Soy un humanista puro, fue natural que eligiera una carrera que tiene que ver con las letras. -¿Te considerás un hombre televisivo de raza? -Soy de raza de la televisión, porque me crié en este medio y porque inesperadamente empecé a trabajar cuando apenas tuve 18 años. Mirándolo desde el tiempo, hubiera preferido empezar a trabajar algunos años después, pero la muerte de mi papá de alguna manera precipitó ciertas cosas. Cuando él murió yo no estaba preparado para estar delante de una cámara. En ese momento mi objetivo era estudiar y terminar la carrera. Pero las cosas en la vida se presentan de una manera y en circunstancias no te presentan opciones. Recuerdo que Sergio Villarroel me dijo: "Guillermo, quiero que tu apellido quede vinculado al medio". La verdad, yo estaba apenas salido del secundario pero me di cuenta que siempre había parado la oreja y estaba atento a la lógica de cómo se hacía este trabajo, además, el que nos mantenía a todos ya no estaba más. -Empezaste una carrera casi sin proponértelo. -Fue la típica situación donde crecés de golpe. Aunque lo tomé como un desafío en aquel momento. No fue que dije a los 18 años "este es mi proyecto de vida". -Y quince después tenés una productora y conducís durante diez horas semanales. -Hoy por hoy, por lo que hacemos, porque damos trabajo, porque expandimos este medio, somos producto y productores de televisión. Estamos orgullosos de nuestro trabajo. -¿Cómo dirías que está la tele hoy, desde tu experiencia del ser formado en el medio? -De la televisión que se hacía cuando empecé a hoy cambió todo. Empecé a trabajar cuando los programas terminaban con los cartones. Hoy tenés video graff, arte electrónico. El otro gran cambio que se produjo fue la privatización de los medios. Cuando empecé todos los canales eran del Estado, salvo Canal 9, y no se podía criticar al gobierno. Eso es algo que deploro pero en ese momento no nos dábamos cuenta de que podía ocurrir algo mejor: que cada canal tenga su propia línea editorial. Además, en aquella televisión se trabajaba en slow (lento), salíamos a la mañana y traíamos una nota. Ahora salen y traen cinco. -¿Existe mayor profesionalización? -En otros tiempos muchos de los que trabajaban en los medios eran recomendados, venían de parte de los políticos. Hoy trabajan los que tienen capacidad, hay más transparencia. Las empresas privadas, que controlan los distintos medios, no se pueden dar el lujo de sostener gente que no se desempeñe bien. En cambio el Estado, en la época anterior, podía darse ese lujo. -"Siempre listos" mantiene la vigencia en medio de muchas programas que salen del aire. ¿Cuál es su virtud? -El programa se pensó como magazine y también como programa de servicios. Con los distintos columnistas. Pasamos por relanzamientos hasta ir encontrando una forma definitiva. Tenemos los elementos necesarios, por ahora, para permanecer en el aire, un público cautivado por la propuesta y nosotros que no los defraudamos. -¿Por qué? -Lo esencial es que todos los días hacemos un programa distinto. Y con esto me refiero a otras propuestas de la tarde en tele donde es común ver como toman un tema y lo hacen durar una semana. Eso es más fácil de hacer pero es otra calidad. Entiendo que haya otras propuestas donde suelen estar limitados por cuestiones presupuestarias que les impiden producir más. En nuestro caso es una decisión inherente a la esencia de la pantalla de Canal 13. Es un concepto, una intención de comunicar de un modo y no de otro, siempre respetando al televidente. -La sección de Espectáculos es una de tus especialidades, ¿te planteás límites en la indagación a un personaje famoso, cuando entrás en su intimidad? -Si tenemos un entrevistado en el piso, el límite es respetar al personaje hasta donde quiera hablar. Y si no está en el piso tratamos de abordar el tema pensando en que si la persona a la que aludimos nos está mirando, no se sienta lastimada. No buscamos impulsar una trama a partir de los conflictos privados de los famosos. Hay otros programas que se dedican a eso. -Vos también tuviste tu tiempo de exposición mediática en cuanto a tu vida privada, a partir del romance con Karin Cohen. -Ya no hablo más de mi vida privada. Creo que hablé demasiado. En su momento me sirvió, lo reconozco. Nadie me obligó a hacer notas... No me molestaba. Pero ahora dije basta. -Hay temas que se instalan y para la lógica de la tele, es difícil dejarlos pasar. -Depende de los objetivos de los televidentes. A nosotros no nos ven para saber qué decimos de los famosos, nos ven por otros objetivos. -¿Es Federica tu compañera ideal en la conducción? -Federica tiene una personalidad distinta a la mía, eso está muy claro y enriquece al programa. Es una profesional increíble, que con "Siempre listos" hace algo que nunca hizo. Nos complementamos bien. -¿Cuál el programa que proyectás para el futuro? -Siempre nos llegan propuestas de programas que vos decís, "esto no se me había ocurrido". Por ahora con Universo TV (la productora de Andino) hicimos "Los chicos al ataque", con Manuel Wirzt.
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