La creación de un dólar especial para el sector exportador fue tomada por los inversores internacionales como el principio del fin de la convertibilidad. Sin el termómetro del mercado doméstico, por el feriado del Día de la Bandera, el gobierno recibió desde el exterior las primeras reacciones sobre el paquete de medidas que anunció el viernes pasado. Los bonos argentinos fueron castigados en Europa y Estados Unidos, elevando el riesgo país por encima de los mil puntos. La Bolsa de Madrid se derrumbó por la ola vendedora sobre las acciones de empresas con fuerte posicionamiento en Latinoamérica, y se depreciaron el real y el peso chileno.
El Global 2008, título estrella de la serie emitida por el gobierno en el marco del megacanje de deuda por 29 mil millones de dólares, sufrió por la desconfianza de los operadores internacionales. En Londres cayó cerca del 5% y si la ola vendedora no fue mayor fue porque no había liquidez suficiente para deshacerse de los papeles.
De la mano de la caída de los títulos argentinos, el riesgo país pegó un salto hasta los 1.000 puntos según el índice que elabora el JP Morgan. "De un golpe Cavallo borró más de 500 millones de dólares de la capitalización del mercado del nuevo bono referencial (el Global 2008)", se quejó John Welch, economista para Latinoamérica de la firma Barclays Capital. El operador estaba más que ofuscado y acusó al ministro de Economía de "no comprender el impacto potencial de las nuevas medidas" en el mercado.
Dentro de un amplio paquete promocionado como de aliento al consumo y a las exportaciones, los inversores internacionales se detuvieron especialmente en la introducción del "factor de empalme" que introduce la referencia del euro en el valor del peso para las exportaciones e importaciones.
A la cotización actual del euro respecto del dólar, la devaluación selectiva significa una mejora del 8% en el tipo de cambio para los exportadores y un encarecimiento de igual magnitud para las importaciones.
Entre los tenedores de títulos argentinos en el exterior, la medida fue leída como el principio del fin de la convertibilidad. "Todo el mundo sabe que Argentina tiene que devaluar para hacerse más competitiva y estimular el crecimiento", dijo un operador de bonos emergentes, quien advirtió: "No existe tal cosa como una devaluación ordenada".
El equipo económico imaginaba de antemano que el primer impacto de las medidas en el exterior sería negativo. Por eso el propio ministro de Economía se embarcó el fin de semana en una maratón para enviar e-mails a los principales referentes del mundo financiero, con el fin de explicar en detalle los anuncios.
Ayer, el secretario de Finanzas, Daniel Marx, restó importancia a la caída que sufrió el valor de los títulos de deuda. "Muchos operadores son sensibles a cambios que no habían anticipado, nuestra misión es ir explicando las medidas para que se consolide y demostrar que no hay razones para tener estos temores".
El secretario de Política Económica, Federico Sturzenegger, admitió que "al mercado le gustan las cosas que son sencillas, por más positivo, ingenioso y conveniente que sea el mecanismo anunciado en Argentina", y señaló que los operadores tendrán "un tiempo de adaptación" a las nuevas medidas.
El jefe de asesores del Palacio de Hacienda, Guillermo Mondino, se reunió ayer con inversores de Wall Street y el ministro de Economía convocó a los principales empresarios del país a una reunión que se realizará hoy en el Banco Nación.
Mientras tanto, siguen saliendo medidas. El gobierno anticipó que el aumento de las deducciones sobre el impuesto a las ganancias alcanzará incluso a trabajadores que ganen más de 4 mil pesos, hasta un tope de 7 mil. El ministro de Infraestructura, Carlos Bastos, anunció la rebaja de las naftas y el aumento del gasoil. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, confirmó que se privatizará el cobro de deudas impositivas, y el secretario de Finanzas, Daniel Marx, admitió que se estudia la posibilidad de realizar un megacanje de títulos emitidos en euros.
Más allá de las aclaraciones del gobierno, el mercado internacional huele una devaluación y actúa en consecuencia. Una cabal muestra de ello fue el índice Ibex de la Bolsa de Madrid, que cayó 3,68%, arrastrada por las acciones de empresas españolas con fuerte participación en Latinoamérica. Los analistas menos radicalizados, no obstante, aclararon que es difícil atribuir toda la baja a la Argentina. Un analista del mercado español señaló que "el mercado está tomando contacto con la magnitud de la desaceleración de las principales economías del mundo".
Todos devalúan
Este elemento, sin embargo, es el que más pesa en los mercados de la región, como Brasil y Chile. En San Pablo, la Bolsa bajó 4,20% por efecto de la devaluación selectiva en Argentina y el real se devaluó 1,62%. En Chile también se devaluó la moneda.
En directa reacción a la entrada en vigencia del "factor de empalme" en Argentina, el gobierno uruguayo decidió ajustar su política cambiaria para lo que resta del año y duplicar el ritmo de la devaluación del peso, que del 0,6% mensual pasará al 1,2%.