Jorge Salum
¿Se mató o lo mataron? La historia oficial dice que Damián Villalba se ahorcó con su propio cinto en la celda de una comisaría. Pero hay otra hipótesis, que los abogados de la familia de Damián acaban de introducir en el expediente judicial. Esa hipótesis habla de un posible homicidio, y las sospechas de los abogados y de los padres del chico apuntan directamente a los policías que estaban de guardia la noche del deceso. Basándose en nuevos indicios aportados por un médico forense, los abogados Oscar Blando -de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos- y Daniel Erbetta acaban de pedirle al juez de la causa que profundice una investigación que comenzó hace casi cuatro años. Según ellos, esos indicios prueban cuanto menos serias irregularidades en la actuación policial y en la autopsia. Y van más lejos: sospechan que esos errores bien pudieron estar dirigidos a borrar las pruebas de un asesinato. Villalba tenía 17 años y vivía con sus padres en Centenario 720. Allí fue a buscarlo la policía el 3 de septiembre de 1997. Lo acusaban del robo a una escuela que queda a una cuadra y media de su casa, pero nadie sabe quién lo señaló porque fue a través de un llamado anónimo. Los policías lo llevaron a la subcomisaría 21ª en calidad de "demorado" y por "averiguación de antecedentes". Lo encerraron en un calabozo minúsculo, de dos metros y medio por dos, que los uniformados llaman "penal transitorio". Allí no había más que una llave de paso de agua corriente. El resto eran paredes desnudas que semejaban más a una celda de castigo que a un lugar de paso para alojar a personas mientras buscaban su prontuario. A las 18.30 el padre de Damián pasó por la subcomisaría. En ese momento le informaron que el Juzgado de Menores ya había dado la orden de que lo liberaran. Era absolutamente lógico: el chico no tenía antecedentes ni orden de captura. Un par de horas después, el padre volvió a la comisaría porque el hijo no había regresado. Lo metieron en una piecita y a las 22.45 le dieron la noticia. "Se ahorcó", fue todo lo que le dijeron. Según la versión oficial, el chico se había colgado con el cinto de la llave de paso del agua corriente, que estaba apenas a un metro del suelo. Pero el expediente está lleno de contradicciones sobre éste y otros puntos. Un policía de la misma subcomisaría declaró lo siguiente: "A las 18.30 el chico estaba tranquilo y normal". Tenía razones para estarlo porque acababan de comunicarle que en un rato se iría a su casa. Además, sus familiares afirman que no era un chico depresivo y que no tenía perfil suicida. Por eso nunca creyeron la historia que les contaron. Para ellos, a Damián lo mataron. Su hermana dio entonces un dato revelador: "Ya lo habían amenazado", contó. Nunca se supo quién lo hizo ni por qué, aunque la chica asegura que fueron los policías de la subcomisaría donde después moriría. Las primeras pericias parecieron darle la razón a la versión de los uniformados. Por eso la investigación del juez Osvaldo Barbero nunca profundizó la hipótesis del homicidio. Sin embargo, los abogados Blando y Erbetta no se conformaron con las pericias oficiales y contrataron a un perito de parte. Ahora, el médico forense Antonio Fortunato acaba de producir un informe que siembra de dudas la historia oficial. En primer lugar, Fortunato dice que los policías no hicieron lo que debían con el cadáver de alguien que supuestamente se había ahorcado. Lo mismo ocurrió con el escenario de la muerte. También se sorprende porque el médico criminalístico necesitó apenas "8 o 9" minutos para dictaminar la causa de muerte, y todavía menos tiempo ("Entre 6 y 7 minutos") para examinar a los efectivos que estaban de guardia en la comisaría. Un examen más minucioso hubiera permitido descartar, por ejemplo, signos de lucha o manchas de sangre. Y hay más: la autopsia se practicó a la mañana siguiente. El forense dice en el informe que la muerte data de 10 a 14 horas, pero no consigna a qué hora practicó la necropsia. Además, tanto el médico criminalístico como el forense omitieron medidas elementales que indica el protocolo de estudios ante una muerte violenta. Y eso, según los abogados, le quita valor probatorio a la presunción de suicidio. Fortunato afirma que no se comprobó si el surco que quedó en el cuello de la víctima se corresponde con su cinturón, algo vital en este tipo de investigaciones. No se analizaron las prendas para ver si tenían manchas de sangre, pelos, semen o cualquier otro indicio útil para las pesquisas. Y entre otras graves anomalías, tampoco se analizó si la llave de paso de la que supuestamente se colgó podía o no soportar el peso de Damián. Además, el forense también cometió una increíble cantidad de errores, los suficientes como para que Fortunato hablara de "falta de idoneidad grave". Los efectos fueron terribles ya que todas sus conclusiones -causa de la muerte, mecanismo del ahorcamiento, hora del deceso, etcétera- quedan en duda. Con todos estos elementos, los abogados pidieron a Barbero que investigue la hipótesis del homicidio y que indague a los policías involucrados. Buscan evitar, así, que el juez cierre la causa como suicidio y un probable crimen quede impune.
| |