Eugenia Langone
"Dar un espacio a la educación religiosa en las escuelas estatales puede producir una transformación social y lograría que la gente tenga una mayor formación moral". Con esta afirmación, el padre Ignacio Peries avaló el reclamo que la semana pasada realizó la Conferencia Episcopal Argentina, encabezada por monseñor Estanislao Karlic, que pidió que se instalara la enseñanza religiosa en las escuelas oficiales. Mientras recorría las obras de la Casa de Formación para seminaristas que la Cruzada del Espíritu Santo está construyendo en el límite noroeste de la ciudad (ver aparte), el sacerdote opinó que este tipo de formación ayudaría a "evitar la delincuencia" y los "errores que muchas veces comete la juventud". Así, vaticinó que "puede ser una bendición para el país". Pasado el mediodía, el sacerdote, que está al frente de la parroquia Natividad del Señor, llegó al predio vestido informalmente para recorrerlo y mostrar "los avances de la obra". En el lugar también dialogó con La Capital sobre la ley de salud reproductiva aprobada en la legislatura provincial a principios de este mes y afirmó que tiene aspectos positivos y negativos. La situación social tanto del país como de la ciudad fue otro de los temas que abordó y fue contundente al afirmar que "un país que vive con dudas es un fracaso". -¿Cómo evalúa la situación del país, qué percibe usted de la gente que llega a pedir ayuda a su parroquia? -En todo el país y en este barrio hay mucha gente sin trabajo, situación que acarrea otros problemas, como la falta de cobertura médica y la inseguridad. Hay una falta de esperanza terrible y es necesario que a la gente se le aclaren muchas cosas porque está llena de dudas. Y un país que vive con dudas es un fracaso. El problema más grande que tienen las personas no es la falta de comida, porque si uno va al supermercado todavía puede, con pocos pesos, comprar papas, arroz o fideos. Pero cuando la gente no tiene esperanza, ni seguridad ni claridad, se genera una gran incertidumbre. -Cuando habla de falta de claridad, ¿se refiere al rumbo que las autoridades eligieron para el país? -Me refiero al rumbo que tomaron las autoridades tanto a nivel político como a nivel social. La incertidumbre sobre ese rumbo trae muchas complicaciones, porque hay que sumarle la falta permanente de recursos para salud y educación, que hace que las familias atraviesen situaciones delicadas. -¿Qué opina del pedido que realizó la Conferencia Episcopal Argentina para que haya enseñanza religiosa en las escuelas de gestión estatal? -Creo que es bueno cuando se inculca una religión, ya sea católica, musulmana, protestante, testigo de Jehová o judía, porque es importante brindar una formación religiosa para todos. Además, es para que la persona cultive su propio ser y para hacer el bien a la comunidad, ya que el que no tiene una formación moral comete muchos errores por ignorancia, y cuando uno se da cuenta, es tarde para corregirlos. Entonces, dar un espacio a la educación religiosa en las escuelas estatales puede producir una transformación social, porque puede lograr que la gente tenga una mayor formación moral. Puede ser una bendición para el país, y también puede evitar en parte la delincuencia y muchos de los errores que la juventud comete. -Pero la enseñanza religiosa que reclama el Episcopado en los colegios estatales deja afuera a los chicos que no son católicos y a los que no practican ninguna religión... -Por eso, digo que estoy de acuerdo con dar una formación moral, que eso está contenido en todas las religiones. Creo que dedicar tiempo en las escuelas a la formación religiosa y moral es importante para el crecimiento social y moral de un país. -¿Qué le parece la ley de salud reproductiva, que fue tan polémica y que se acaba de sancionar en la legislatura provincial? -Eso depende de cómo se utilice porque, como todo, tiene aspectos positivos y aspectos negativos. Creo que si se usa la ley como corresponde, sin permitir el comercio, se llega a un destino feliz. Pero la equivocación grande que puede traer esta ley es que no sea usada para el bien de la humanidad, porque de esa manera estará a favor del comercio y puede llegar a ser destructiva. Entonces, si las autoridades interpretan bien la ley, la aplican moralmente, y si es un servicio a la comunidad y a la gente que sufre, todo va a estar bien. Aplicarla va a tener un costo, pero ante todo tiene que ser utilizada moralmente para que sea buena.
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