Año CXXXIV
 Nº 49.150
Rosario,
domingo  17 de
junio de 2001
Min 5º
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cartas
Algo sobre los ancianos

Habiendo llegado a la edad madura (juro no haberme dado cuenta) sin sentirlo ni desearlo, tomo conciencia de lo poco que en nuestra sociedad actual pesan nuestros ancianos. Es como si formaran parte de una marginada clase social, (la tercera edad) y que no fuera merecedora de consideración y respeto. Lo percibo de muchas maneras, en el insulto que recibo del apurado hombre al volante; o cuando al ascender a un transporte urbano, debo tomarme con todas las fuerzas para no caer, ya que el conductor no parece tener noción de que ya no soy un veinteañero; o en el trato que hemos recibido de los distintos gobiernos que supimos conseguir. En una reunión con personas jóvenes tengo la sensación de no ser escuchado ni atendido en mis apreciaciones. Me pregunto, ¿serán el ansia de los tiempos que nos toca vivir, sortear etapas rápidamente, apurar la copa de la existencia sin llegar a gustar el sabor de su contenido? Todo me retrotrae a mi infancia, a los interminables y maravillosos paseos con mi abuelo paterno, ¡cuánto se podía aprender de ese hombre!. En mi mente siempre tengo presente uno de sus tantos consejos. Siempre decía: "durante los años mozos, aprovechá tus sentidos. Aspira el aroma de una flor, vive el placer de gustar una buena comida, observa en
toda su dimensión un hermoso paisaje". Que distinto con
lo actual, en donde la prisa acorta nuestras cotidianas relaciones y, pese a los grandes adelantos técnicos, nunca hemos estado tan incomunicados.
Alfredo José Maranzana


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