"Rosarigasinos", "Pearl Harbor", "Día de venganza" y "Spot", los cinco estrenos de esta semana en los cines de Rosario en la mira de Escenario.
"Rosarigasinos"
El largometraje debut de Rodrigo Grande filmado en Rosario tiene una buena historia y dos grandes trabajos actorales a cargo de Federico Luppi y Ulises Dumont. Esos aspectos positivos le alcanzan para convencer y dejan que algunos puntos débiles se desvanezcan en la impresión final que provoca la película.
La historia es sencilla: dos hombres salen de la cárcel después de 30 y se disponen a buscar el botín de un robo que guardaron poco antes de ser arrestados. En mostrar ese contraste entre la realidad pasada y el presente la película se queda corta. Hay un exceso de síntesis, con un par de buenos chistes y un interesante recurso de presentar el pasado a través de una unión entre música e imagen (cuando Luppi canta un tango y a partir de eso revela su ayer).
Sin embargo, los caracteres de los personajes son atrapantes y de inmediato se los sigue en sus aventuras por un mundo que no les resulta tan extraño como se supone que debería, después de tres décadas sin asomar la nariz a la calle.
Algunas resoluciones poco creíbles, por ejemplo la de la persecución en un camino rural, son igualmente salvadas por el talento de Luppi y Dumont para interpretar a los personajes.
A la efectividad de los actores se suma un interesante dispositivo narrativo, bajo el modelo de una investigación sentimental antes que policial, que redondea una película para disfrutar en casi su totalidad.
Cal: 3 estrellas \F.T.
"Pearl Harbor"
La desproporción es la clave de "Pearl Harbor". Sus 180 minutos están divididos en tres partes, en las que se relata la infancia de los protagonistas, su evolución después del ingreso de ambos en la Fuerza Aérea y el ataque japonés a la base militar de Estados Unidos en el Océano Pacífico y que da título al filme. La excesiva extensión del tiempo y el metraje invertido en cada una de las partes es un acto de desmesura con respecto a la sustancia de los hechos que se narran en cada una de ellas.
El director Michael Bay demuestra en "Pearl Harbor", su tercer filme, tener predilección por las catástrofes de diversos matices -fue el autor de "Armaggedon" y "La roca"- así como de arquetípicas pasiones patrióticas -personajes que arriesgan su vida por su país, tal como lo hace Bruce Willis en "Armaggedon" o Ben Affleck en el filme que se estrenó el jueves-, y también por los amores devastadores, como los que protagonizaron Affleck y Liv Tyler en "Armaggedon".
Tales actitudes estereotipadas, acompañadas de diálogos previsibles y heroísmos inverosímiles, atentan contra el interés que puede despertar el marco histórico del ataque a Pearl Harbor y que sólo funciona como telón de fondo para la accidentada relación de los protagonistas.
Sin embargo, el acierto de Bay radica en la diversidad de soportes de rodaje que utiliza, heredados de su pasado de multipremiado director de comerciales, con los cuales imprime inquietantes climas de documental a las escenas de combate y en el ritmo sostenido de su filme.
Cal: 3 estrellas \R.B.
"Día de venganza"
Que los chicos son crueles con los diferentes no es una novedad y que reproducen las actitudes de sus padres, tampoco. Todo comienza con un Día de San Valentine, el día de los enamorados en Estados Unidos. Jeremy Melton tiene ortodoncia, es flaco, desgarbado, con lentes y rebota contra todas las chicas a las que invita a bailar. En una fiesta es acusado de atacar sexualmente a una compañera y el rechazo y los golpes de sus colegas lo mandan a un manicomio. Trece años después...
Así se plantea "Día de venganza", un filme de terror que lleva el pecado original de la mayoría de las últimas producciones de miedo: ser un compendio de sus antecesoras. De esta manera, se repiten escenas de "Carrie", "Scream", "Martes 13" y de una lista interminable rompiendo con la regla número uno del género, la sorpresa.
Lo que viene es predecible. Pasado el tiempo, las cuatro chicas que lo defenestraron son mujeres en flor; o mejor, flores de mujeres; bah... unos minones. Y por supuesto, Jeremy quiere cargárselas, cuchillos, vidrios, agujereadoras, hachas, etcéteras mediante. Y para ello usa una máscara de Cupido, típica de la romántica festividad. Una pequeña trampa para que los espectadores no sepan quien es el asesino y sospechen de todos, los que quedan vivos, claro. El problema es que finalmente quedan tres y ni el director decide apuntar al desquiciado. De terror.
Cal: 2 estrellas \O.V.
"Spot"
Hace tiempo que circula una leyenda que asegura que las estrellas de Hollywood no quieren actuar junto a niños y mascotas porque les roban protagonismo. Nunca nadie lo admitió públicamente, pero en los pasillos de los estudios el rumor circula como un secreto a voces. De hecho, que el protagónico de "Spot" haya quedado en manos David Arquette aparece como una confirmación de la especie, porque se descuenta que al actor, que es poco conocido y jamás se destacó por su talento, no le sobran propuestas de trabajo, o lo que es lo mismo, no tiene resto como para rechazar un papel en una película, por más que sus compañeros de elenco sen un perro y un pequeño y simpático mozalbete capaz de meterse a la platea en el bolsillo con sólo arquear las cejas. De hecho, "Spot" no desentona en la filmografía de Arquette. El gran mérito del muchacho, un rubiecito de mirada perdida, cachetes inflados y menos gracia que un quelonio, es haber actuado en la saga de "Scream".
La película de John Whitesell pretende hacer reír a partir de las peripecias que viven un joven inmaduro, un niño obediente y un perro policía. No lo logra. El humor escatológico al que apela no sólo es manido sino también de dudoso gusto.
El guión es pobre, narra una historia aburrida y previsible, y ni siquiera Spot, el perro que da nombre a la película, es simpático ni logra, por mucho que se haya gastado en su adiestramiento, grandes proezas.
Cal: 1 estrella \R.L.
La Ciudad
