Es una realidad que varones y mujeres acumulan grasa y engordan según patrones visiblemente distintos, en forma independiente de la cantidad de alimentos que consuman a diario.
La explicación, como muchas veces, radica en la genética. Desde un punto de vista estructural, los hombres poseen en general un menor porcentaje de grasa y una mayor estatura. Esta condición es la que beneficia el gasto energético que ellos realizan en cada una de sus actividades, porque soportar más peso y más estatura demanda un alto número de calorías.
Por si esto no fuera suficiente, quienes pertenecen al sexo masculino tienen mayores y mejores posibilidades para metabolizar los alimentos y así no engordar, aunque sus comidas sean abundantes y repetidas.
Músculos versus grasa
La masa magra o músculo es la encargada de gastar las calorías del organismo. La grasa, en cambio, es una masa floja que tiene como función principal constituir la reserva de energía. Una vez que ingresa en el organismo, se deposita y, finalmente, se acumula en diversas áreas del cuerpo.
Los hombres tienen un mayor porcentaje de masa magra, el cual -sumado a su estatura y a la menor cantidad de grasa que naturalmente acumulan- ayuda a que el tiempo que demoran en aumentar de peso sea muchísimo mayor que el de la mujer.
Además, ya sea por razones culturales, sociales o genéticas, los varones son más activos. Basta con que practiquen un deporte o, simplemente, se muevan más durante el día, para que el gasto de energía que realizan sea importante. Tanto así como para deshacerse de manera muy rápida de las calorías de más que han consumido.
Esas misteriosas formas
Dentro de las manifestaciones de la obesidad hay dos morfologías bien definidas y que ayudan a comprender por qué los hombres disimulan mejor los kilos de más, aunque a riesgo de padecer ciertos problemas de salud.
Ellos suelen presentar la obesidad androide. Esto es, la acumulación de grasa sólo en el abdomen. Esta es muy peligrosa para el sistema cardiovascular: es la más activa, ya que está intercambiando ácidos grasos libres con el organismo y se irá adhiriendo a las paredes de las arterias.
Las mujeres, en cambio, se caracterizan por la obesidad ginecoide, la grasa se acumula en las caderas, dándoles a su cuerpo forma de pera.
Según Carolina Patiño, nutricionista del Centro de Estudio y Tratamiento de Enfermedades Nutricionales (Cetren) de la Universidad Católica de Chile, la obesidad más fácil de revertir es la androide. "A un obeso androide lo pones a dieta y el volumen de su abdomen se reduce. En cambio, la grasa que se localiza a nivel de piernas y caderas es muy difícil de eliminar".
Hombres gordos
Pero, como sucede con muchas otras condiciones, si el hombre abusa de su ventaja antigrasa, seguramente tendrá el resultado esperado y terminará con problemas de sobrepeso u obesidad.
De hecho, según cuenta Patiño, en la actualidad los hombres están engordando casi en la misma proporción que el sexo femenino: "Hasta ahora se hablaba de un 40% de las mujeres con problemas de obesidad y de un 20% de los hombres. Sin embargo, este porcentaje está variando muy rápidamente. Esto lo vemos en nuestros pacientes, de los cuales un 60% son mujeres y un 40% hombres. Es decir, la cifra se estrecha cada vez más".
Esto se debe, fundamentalmente, a que los hábitos alimentarios de la población han cambiado y en forma negativa, lo que ha incidido en los mayores índices de adultos, adolescentes y niños con problemas de sobrepeso y obesidad.