El subinterventor de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), Sebastián Chiola, aseguró ayer que "si se atrasa el horario oficial en todo el país, seguramente aumentará el precio de la factura de luz" que paguen los usuarios de la EPE. Y no será porque la empresa aumente sus tarifas, sino porque la gente se verá obligada a consumir más. "A partir del cambio, los santafesinos van a encender la luz más temprano, por lo que obviamente gastarán más", explicó el directivo.
De no mediar otro anuncio, el próximo domingo 24 habrá que atrasar una hora los relojes, es decir que a la cero hora de esa jornada habrá que volver la aguja a las 23 del sábado. La medida fue dispuesta por la Secretaría de Energía de la Nación en cumplimiento de la ley de huso horario que se aprobó en 1999. Pero la idea no seduce a las empresas energéticas del país, que aseguran que los costos que les demandará adecuarse al nuevo horario serán superiores a lo que se facture por un supuesto incremento del consumo.
Según estudios realizados por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa), el cambio de huso horario previsto por el gobierno nacional originará en el semestre de aplicación "un aumento del consumo del orden del uno por ciento".
De acuerdo a estimaciones realizadas por la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina (Adeera), "ese incremento se reflejará en un aumento proporcional de las facturas que abonarán los clientes", lo que, según aseguran, se contrapone con los objetivos de la ley que fija el cambio de huso horario.
La ley en cuestión es la Nº25.155, que especifica que la modificación de la hora apunta al "mayor aprovechamiento de la luz solar en procura de un uso eficiente de la energía, la preservación de los recursos naturales, y un menor gasto de la población en el consumo" de la electricidad.
"Van a pagar más"
Pero para Chiola, la modificación horaria incidirá en el bolsillo de los santafesinos. "No va a aumentar el valor de la energía, pero sí se va a incrementar el consumo, lo que se reflejará en las boletas", aseguró.
A su entender, con el nuevo horario la gente prácticamente no encenderá las luces durante la mañana, situación que será inversa a la noche, que después del cambio comenzará una hora antes.
Además, para llevar adelante la modificación horaria, la EPE deberá desembolsar una importante suma de dinero que, según estiman desde la intervención de la empresa, será más abultada que la ganancia que demandará el incremento de consumo. Es decir que la gente pagará más y la empresa ganará menos. Mal negocio.
"Es mucho más el costo de inversión que nos demanda reprogramar todos los medidores, que el beneficio que nos puede dar este pequeño incremento de consumo", aseguró Chiola.
El funcionario explicó que para cumplir con lo encomendado por la Secretaría de Energía de la Nación, "hay que reprogramar los medidores de los clientes a los que se les factura la luz de acuerdo a distintas bandas horarias".
Este sistema es utilizado por los grandes contribuyentes, comercios y fábricas, y consiste en la división del consumo diario en tres fases horarias: pico, de 18 a 23; valle, de 23 a 5, y franja restante, de 5 a 18.
"Al cambiar el horario hay que reprogramar todos los medidores de este tipo en la provincia", indicó Chiola, quien estimó en "3.000 ó 3.200" la cantidad de esos artefactos dispersos en territorio santafesino.
"Este no es un trabajo que se hace de un día para el otro. Hay que formar los grupos de trabajo y hay casos en los que habrá que reprogramar todo el sistema", estimó el funcionario, para subrayar su férrea oposición al cambio de horario.
Más allá de todo, hasta ahora el gobierno nacional no declinó su actitud, por lo que el domingo 24 habrá que atrasar el reloj una hora. La factura del próximo mes, en tanto, vendrá más cara. Salvo que los usuarios, ahora precavidos, ahorren luz.