El contenido, frecuencia y planificación de las visitas a los efectores de salud durante el embarazo fue aceptado sin críticas por muchos años, aun sin evidencia que lo respalde. La pregunta si las acostumbradas 12 o 15 visitas al obstetra son realmente necesarias sirvió para el desarrollo de una investigación que tuvo como protagonistas a 7.000 mujeres rosarinas, sobre un total de 24.000 embarazadas de Arabia Saudita, Cuba y Tailandia.
La investigación dio como resultado que un modelo con un mínimo de cuatro visitas al obstetra, concentrado en exámenes y diagnósticos considerados básicos para el cuidado prenatal, resulta seguro para la madre y el niños, aceptado por las mujeres y los efectores de salud, y menos costoso.
La investigación comenzó en 1996 y culminó en el 99, auspiciada por la Organización Mundial de la Salud con la colaboración del Centro Rosarino de Estudios Perinatales. Las conclusiones fueron publicadas el 19 de mayo último en la revista The Lancet.
El doctor Guillermo Carroli, coordinador local de la iniciativa y flamante director de la Maternidad Martin, explicó a La Capital la metodología y los objetivos de la investigación. Carroli es médico obstetra e integra el equipo del Centro Rosarino de Estudios Perinatales, institución colaboradora de la Organización Mundial de la Salud (ver aparte).
"El estudio comparó dos modelos de atención, el que contempla las multivisitas (entre 12 y 15 consultas durante la gestación) y una nueva modalidad con menos concurrencia al médico e igual calidad de atención", relató Carroli.
El modelo de visitas múltiples surgió en los países desarrollados y fue adoptado en el resto del mundo. El surgimiento de nuevas técnicas diagnósticas contribuyó a justificar esta metodología.
El estudio del cual Rosario formó parte estuvo orientado a determinar qué intervenciones y pruebas diagnósticas podían producir un mejoramiento de la salud de la madre y el niño, y a partir de ello, cuántas consultas y en qué momento se deben efectuar. Para ello, durante tres años se recolectaron los datos de 24.000 mujeres, en cuatro países (Argentina, Cuba, Arabia Saudita Tailandia). En el país el relevamiento se efectuó únicamente en Rosario.
Frecuencia de las consultas
De resultas del trabajo los expertos aconsejan que la primera consulta debe efectuarse antes de la doce semanas, y las restantes, a las 26, 32 y 38. Durante la primera visita al obstetra, se deberían efectuar los siguientes exámenes; evaluación clínica, obstétrica y ginecológica para determinar la edad gestacional y la altura uterina; test de hemoglobina para determinar la existencia de anemia; medición de la presión arterial; registro del peso y altura de la mujer; pruebas para detectar sífilis o enfermedades de transmisión sexual; análisis de orina para detectar proteniuria o bacteriuria; sangre y RH; vacunación antitetánica y administración de una suplementación de hierro y ácido fólico. Esto último, en aquellas poblaciones en riesgo de padecer anemia.
En la segunda y tercera visita la evaluación del profesional no difiere de los exámenes anteriores. A ello se sumarán recomendaciones a la futura madre acerca de la lactancia y el parto.
Finalmente, durante la última concurrencia, el obstetra deberá detectar posibles anomalías en la ubicación del feto y agregará consejos sobre cómo actuar antes del alumbramiento y a quién recurrir en la emergencia.
En cuanto a la duración de la consulta médica, los especialistas concluyeron que la primera visita no debe ser menor a 30 ó 40 minutos. "Insistimos en que no sean meramente biológicas, sino que los médicos puedan establecer vínculos más estrechos con la paciente, brindar consejos y responder sus inquietudes".
El estudio clínico abarcó también el seguimiento de la madre y el niño luego del parto. "Quisimos ver qué pasaba con la mujer en relación con tres indicadores importantes, tales como, enfermedades hipertensivas del embarazo, anemia e infección urinaria. En cuanto al recién nacido, se tomaron en cuenta los datos de niños con bajo peso y los casos de mortalidad perinatal", puntualizó.
Pacientes rosarinas
"La investigación comenzó en el 91 con el diseño del protocolo. Para ello se convocaron a expertos en medicina perinatal de todo el mundo", relató Carroli. El diseño se extendió hasta 1995 y el año siguiente comenzó el reclutamiento de las pacientes.
Las 7.000 pacientes rosarinas que accedieron a formar parte del relevamiento fueron mujeres que habitualmente concurren a hospitales públicos (municipales y provinciales) y a centros de salud comunales. "En cantidad de mujeres encuestadas y en número de efectores de salud intervinientes, Rosario superó a los otros tres países", afirmó Carroli.
Los 17 centros de salud involucrados fueron los hospitales Roque Sáenz Peña, Alberdi, Maternidad Martin, Centenario, Provincial y Eva Perón; dispensarios Casiano Casas, Cáritas Guadalupe, David Staffieri, Josefa Rosello, Cabin 9, Mauricio Casals, Roque Coulin, Henry Dunant, Las Flores, González Loza, Nuevo Alberdi, Ceferino Namuncurá, 1º de Mayo y policlínico General San Martín.
La comparación entre dos modelos de atención, el vigente que postula el régimen de multivisitas (siete en Argentina; catorce en Cuba; cuatro en Arabia Saudita y siete en Tailandia), y el reducido, con un mínimo de cuatro consultas durante el embarazo, tuvo en cuenta los aspectos biológicos, económicos y de satisfacción de las pacientes. En cuanto a la calidad de atención y la satisfacción de las embarazadas, la comparación entre ambos modelos demostró que los resultados eran similares. Y además, el de visitas reducidas mostró una significativa reducción de los costos. "Con esta modalidad podemos estar seguros que brindamos a las madres lo mejor en control prenatal", agregó.
Los datos de las embarazadas rosarinas "son representativos de lo que ocurre en el resto del país -apuntó Carroli-. La población que concurre a los centros de salud públicos es similar en las diferentes ciudades argentinas".
Beneficios de la tecnología
Existe una vieja discusión en cuanto al rol de la tecnología. "Sobre el tema se han cifrado muchísimas esperanzas, sin embargo, en lugar de ser utilizada únicamente en pacientes de alto riesgo, se usaron en forma indiscriminada, sin lograr los efectos esperados", señaló el especialista.
Al respecto dijo que sobre la técnica ecográfica se hicieron estudios en los cuales se comprobó que resultaban de utilidad terapéutica sólo en aquellas embarazadas sin fecha cierta de la última menstruación.
"La ecografía y el ecodoppler no son efectivos en las pacientes de bajo riesgo, y en cambio, vimos que son beneficiosos en aquellas con algún peligro de anormalidad", dijo.
Así como se impuso que la panacea era el modelo de multivisitas, ahora hay que educar a la población en torno a la nueva modalidad y para ello existen una serie de pautas para generar el cambio. "Esta modalidad no implica que la paciente no pueda ir a libre demanda; ella puede visitar al médico cuantas veces desee", aseguró finalmente.