De lejos, se veían sólo las cabezas de los alumnos que ayer juraron lealtad a la bandera nacional. Y no era para menos, casi diez mil chicos -según estimó el gobierno provincial- de distintas escuelas de Rosario y alrededores se acercaron al Monumento para ser testigos de un acto lleno de color y brillo. Esta vez, los estudiantes no se dedicaron sólo a disfrutar de la ceremonia, sino que cada uno jugó un papel en el desarrollo de la ceremonia. Los colores celeste y blanco siempre estuvieron presentes en globos, carteles y pañuelos.
Los miles de chicos se dispersaron por todo el patio cívico del Monumento Nacional a la Bandera. Y cuando el reloj aún no marcaba las 11, llegaron las autoridades provinciales y municipales por el pasillo que armaron los espectadores en el medio del lugar.
El ministro de Educación de Santa Fe, Alejandro Rébola, encabezó la comitiva, en representación del gobernador Carlos Reutemann. Y atrás llegaron el secretario de Gobierno municipal, Antonio Bonfatti, y el presidente del Concejo, Pablo Cribioli, entre otros. El ministro de Gobierno de la provincia, Angel Baltuzzi, esperó a sus compañeros en el escenario.
En ese momento empezó la actuación de los alumnos. Aquellos que estaban ubicados en las escalinatas del patio -cada uno con un cartel en la mano- formaron la palabra bienvenidos. Pero siempre con la bandera celeste y blanca de fondo, también creada con pancartas.
Los chicos tuvieron la posibilidad de lucirse durante la entonación del Himno Nacional: a medida que avanzaban las estrofas de la canción patria, se iban formando las palabras "libertad", "igualdad", "salud" y "gloria". Mientras tanto los abanderados -que se ubicaron en primera fila- mantenían sus mástiles apuntando al cielo, que por momentos se nublaba y por otros salía el sol.
Las palabras de Rébola llegaron minutos más tarde. Después de disculparse por la ausencia de Reutemann, el ministro de la cartera educativa recordó aquel 27 de febrero de 1812, cuando un grupo de hombres crearon la bandera: "Este símbolo nos hace ver que no estamos solos y que vivimos en un lugar junto a personas que dependen de nuestro cuidado y responsabilidad", expresó.
Más tarde, el ministro evocó la figura de Manuel Belgrano: "La insignia fue creada por un hombre que dedicó su vida a luchar por el país, lo hizo para que los argentinos podamos estar unidos toda la vida".
Globos al cielo
Los miles de alumnos estaban allí para eso, para prometer lealtad a la bandera. Y lo hicieron: "Sí, prometo", dijeron al unísono. La voz de los chicos se escuchó, pero también se podía leer el cartel que formaba la misma frase, la más importante del acto. Mientras tanto, en el cielo se esfumaban los globos lanzados desde el centro del Patio Cívico, desde donde también se agitaban miles de pañuelos celestes y blancos.
Al son de la orquesta, una tela blanca con el escudo de la bandera nacional -llevada por alumnos del Instituto Superior de Educación Física- comenzó a descender por las escaleras del patio hasta llegar al atrio, donde fue colocada en el piso. En tanto, carteles formaban las palabras Rosario y libertad.
La ceremonia culminó con la actuación de dos bailarinas, quienes danzaron al compás de una dulce guitarra criolla. Los chicos no se perdieron ningún momento del acto, participaron directamente en la organización y el desarrollo: "Nos gustó mucho todo, sobre todo cuando los chicos formaban las palabras en los carteles", dijeron los alumnos de sexto grado de la Escuela de la República de Bolivia.
A las estudiantes de séptimo grado del Colegio Nuestra Señora de Asunción les hubiera gustado la presencia del presidente Fernando de la Rúa: "Hubiera sido un orgullo que esté (De la Rúa) en un acto de Rosario", expresaron las chicas.
La Ciudad
