Para el último jueves estaba convocada una reunión del Directorio de La Capital. Alrededor de las 15, Carlos María Lagos llegó con un abogado y un escribano, ingresó al diario, se quedó un momento frente al ascensor y en lugar de subirse se retiró, instalándose como otras veces en el bar de enfrente. Cuando fue invitado para comenzar la reunión, conocedor de la investigación que tenía encima, no dudó en alejarse rápidamente. Los mozos de Paco Tío cuentan que atropelló a una mujer a su paso y relatan lo cómico que fue verlo escapar por la tienda C&A esquivando polleras y vestidos. Dicen que lo único que quedó intacto fue el Chivas Regal que tenía servido, aunque en realidad ya era su segundo vaso.
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