La reunión a disputarse este tarde en el Independencia le brindará con justicia, un sincero homenaje a la memoria de Remigio Ciribé, hombre fuertemente vinculado al turf local, titular de la caballeriza Doña Lidia, cuyos colores lucieran en las pistas excelentes caballos, tales los casos de Violinista Rojo, Ekaterina y La Tontería, entre otros. La combinación del rojo y amarillo es utilizada ahora por su hijo Edgar, y es la misma que luciera Jorge Valdivieso el ganar con el Gran Gringo el clásico Intendente Municipal. La variante es que ahora, la caballeriza se llama Don Remigio. Ciribé fue un hombre afable, cordial, caballeresco, al que las carreras de caballos atrajeron desde muy joven. De origen italiano, sentía un gran afecto por la familia, a la que le agregaba su grupo de amigos, reunidos en forma permanente tanto en Alvear como en Lagos, localidades en las que era un verdadero patriarca. Al también empresario de la carne, le gustaba expresarse con el inconfundible acento que tienen las familias italianas, permitiéndole realizar salidas ocurrentes, manteniendo un envidiable sentido del humor. Félix Suárez, Luis Fuentes y Daniel Cima entrenaron sus ejemplares. Su presencia en el circo rosarino era permanente los días de carreras, y más aún cuando corrían sus caballos, cuyas actuaciones disfrutaba con gran pasión. Albarellos, con sus recordados mano a mano, fue otro lugar donde su participación era muy activa. El Gran Gringo, formidable caballo -hoy padrillo en el puesto de montas Mi Anhelo-, nació en los prados del haras Las Dos Bochitas, justo el día que Don Remigio comenzaba a ser eterno. El caballo lleva el nombre justo e inseparable del mentor de una pasión que no se detiene. Hoy, su hijo se encuentra al frente de la caballeriza, llevando al ruedo el ejemplo y las enseñanzas de su padre, y nada que suceda, separará a la divisa roja y amarilla de la imborrable memoria de Remigio Ciribé, su creador.
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