Katmandú y Nueva Delhi.- La espectacular masacre de la familia real de Nepal el pasado viernes y los disturbios registrados ayer tras la coronación del rey Gyanendra han conducido a este reino himalayo al borde de la crisis de Estado. Los manifestantes levantaron barricadas, arrojaron piedras y exigieron la pena de muerte para el asesino del rey Birendra y de su familia. Hubo al menos dos muertos entre los manifestantes.
La versión extraoficial, según la cual el hijo del rey Birendra y heredero al trono, Dipendra, mató a sus padres, luego a sus hermanos y finamente se disparó, choca tanto como la versión oficial de la masacre, en la que se habla de un accidente poco creíble.
En tanto, en Nepal aumenta el miedo a que la situación se agrave. La policía ha impuesto el toque de queda y pese a ello, miles de personas siguen en las calles. Los observadores señalan que ni el gobierno elegido ni el nuevo monarca, el tercero en cuatro días, gozan de la confianza del pueblo.
"El nuevo rey no vale para nada", afirma un manifestante con la cabeza afeitada, una muestra de condolencia. "Fuera Koirala", gritó un hombre, que aludía al jefe de gobierno Girija Prasad Koirala. "Los problemas del rey Gyanendra tan sólo acaban de empezar", aseguró el comentarista político D. K. Deuja.
La tragedia en este reino asiático comenzó la noche del viernes. Como cada semana la familia real se reunió en su palacio en Katmandú para la cena familiar. De repente se escucharon disparos. El rey Birendra, de 55 años, la reina Aishwarya, de 51, sus hijos la princesa Shruti, de 25, y el príncipe Nirajan, de 23 años, así como otros cuatro parientes murieron de inmediato. El príncipe heredero Dipendra, de 29 años, resultó gravemente herido y quedó en coma irreversible. Murió finalmente ayer.
Un pariente de la familia y otras fuentes no identificadas difundieron la versión de que Dipendra había discutido con sus padres por su futura boda. El quería casarse con su amiga Devyani, sin embargo, sus padres habían pensado para él en otra prometida, con la que él también mantenía una amistad. Según la prensa, tras la disputa, comenzó a matar poseído de la locura.
Esta versión apenas se cree. "Por problemas del corazón Dipendra no mataría a sus padres", sostuvo la estudiante Ritu Sharma. Además, se difundió el rumor, según el cual Dipendra tenía una bala en la espalda, y ésta no podía venir de su arma.
Un día después, el sábado, el regente Gyanendra explicó la masacre asegurando que se trataba de un accidente, cuando un arma automática de repente se disparó sola. Esta versión no la creyó nadie.
Pese a todo, tras el sangriento asesinato el príncipe heredero Dipendra, que agonizaba sin esperanza, fue proclamado rey. Su tío Gyanendra, de 53 años, y hermano del rey asesinado fue nombrado regente.
La noche del sábado, durante la incineración de los cuerpos sin vida de la pareja de real -según el rito hindú-, más de un millón de personas mostraron cuán queridos eran los monarcas.
Promesas de investigar
Ayer se declaró muerto a Dipendra. Se desconoce si los aparatos que los mantenían en vida fueron apagados. El príncipe regente Gyanendra, el siguiente en la línea de sucesión, fue proclamado rey y coronado en una ceremonia por un religioso hindú. Su primera promesa como monarca ha sido esclarecer el crimen. "Vamos a descubrir la verdad y vamos a revelar la verdad del incidente a nuestros queridos compatriotas", afirmó.
Antes de la coronación, elementos de presión intentaron impedirle hacer esta declaración. Sin embargo, pese a la promesa, se han registrado protestas masivas en las que se manifestaban a favor del matrimonio real asesinado.
El nuevo rey apenas ha participado en actos públicos hasta ahora. De él se conoce su postura crítica hacia la democracia que su hermano permitió hace once once años, tras unas violentas protestas que dejaron un saldo en 500 muertos. Hasta ese momento, Nepal era una monarquía absoluta. Dipendra también objetaba la apertura democrática hecha por su padre. Muchas personas temen que ante la actual situación, Gyanendra vuelva a usurpar el poder.