El total de quiebras y concursos creció en mayo de este año un 24% respecto del mes de abril. El dato que surge de los registros de los tribunales rosarinos es un reflejo más de cómo la recesión sigue pegando en la economía doméstica y retrayendo la actividad comercial en la región.
Durante mayo de 2001 se efectuaron 145 presentaciones, de las cuales 108 fueron quiebras -un 18,6% más que en abril- y 37 concursos, un 42,3% por encima del mes anterior.
El termómetro de la situación que reflejan las presentaciones en la justicia civil y comercial rosarina durante mayo de 2001 marcó niveles similares al mismo mes del año pasado. En rigor, durante el quinto mes de este año el número total de quiebras y concursos retrocedió un 2%, de 148 en el 2000 a 145 en el 2001.
"Este crecimiento en las presentaciones es pura y exclusivamente por la falta de ventas", sentenció el abogado tributarista Eduardo De Loredo. De acuerdo a los datos que maneja el especialista, la demanda este año "se vino abajo un 60%", respecto del 2000.
Frente a este escenario, "a las empresas les resulta muy difícil subsistir con el mismo nivel de gastos fijos y en personal, cuando las ventas caen".
Para Roberto Baravalle, del estudio Baravalle y Granados, la proliferación de pedidos de quiebras se acentuó debido "al acortamiento de los plazos por parte de los acreedores".
Si se analizan los datos acumulados de los primeros cinco meses de este año, el total de concursos y quiebras creció un 19,6% respecto del 2000. En ese período se realizaron 478 presentaciones contra 572 en el 2001, de las cuales 426 fueron quiebras y 156 concursos preventivos.
Un análisis desagregado permite corroborar que en los primeros cinco meses de este año las quiebras crecieron un 22,7% respecto del 2000 y los concursos un 19% en el mismo período.
Para Baravalle, "a veces se utiliza mal el pedido de quiebra", ya que suele operar como una mecánica de parte del acreedor para cobrar los créditos más rápido. Sin embargo, "lamentablemente cuando se declara la quiebra es muy difícil que cobre ya que el deudor llega a este procedimiento porque no consigue otros recursos, no tiene capacidad de tomar créditos, no puede pagarle al banco, a sus obreros ni tampoco al acreedor".
Un recurso "non santo"
La proliferación de la presentación de concursos preventivos para paliar la crisis fue cuestionado por De Loredo, quien se manifestó "enemigo" de este recurso. A su criterio, "en la mayoría de los casos permite la subsistencia de empresas que no tienen posibilidades de continuar". Esto genera "una competencia desleal" con aquellas firmas que tienen sus cuentas saneadas y mensualmente deben enfrentar el pago de impuestos y las cuentas a sus acreedores.
Frente a este escenario, De Loredo se mostró en desacuerdo con la actual ley de quiebras y concursos, que facilita la utilización de esta última metodología a cualquier sociedad o persona con sólo unos "mínimos" requisitos formales. "En todo el mundo los concursos se hacen para salvar a las empresas, excepto en la Argentina donde se utiliza para salvar a los empresarios", criticó.
Más allá de los vaivenes que muestran los números de la mesa de entrada de tribunales, Baravalle opinó que los pedidos de concursos y quiebras seguirán creciendo porque falta "la salida comercial", es decir, "la posibilidad de una reestructuración de la empresa que venga de la mano de asociaciones, fusiones, mayores ventas o aporte de capital".