| | cartas Una maestra de la patria
| Conocí a Rosarito Vera Peñaloza en años anteriores a 1950, cuando siendo maestra normal nacional y empleada del entonces Consejo General de Educación viajé a Buenos Aires acompañando a la vocal de dicho Consejo, señora de García. Llegamos al Instituto Bernasconi, en cuyas salas preparaba Rosarito incomparables murales y elementos variados para la organización futura de los jardines de infantes. Allí fueron mandadas, por el entonces presidente del Consejo, Horacio J. Varela, dos maestras santafesinas a especializarse para luego facilitar la preparación de otras tantas. Rosarito era riojana, pero recibida en Paraná. Humildemente, llegaba por las mañanas al instituto con un paquetito de dos manzanas y un emparedado para su almuerzo. Allí pasaba todo el día. Conservo en mi retina todo el material por ella confeccionado, que luego serviría a las estudiantes jardineras y que constituían una obra increíble de realizar. Vayan estos humildes recuerdos como un sincero homenaje a la "maestra de la patria", Rosarito Vera Peñaloza. Su nombre fue colocado en vida de ella y ante su presencia a una escuela de San Lorenzo. Blanca T. Varela
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