| | Editorial Una nueva oportunidad
| El gobierno acaba de anunciar el canje de bonos de la deuda por una cifra cercana a los 30 mil millones de dólares. Se trata de una operación que superó las expectativas previstas, ya que en un principio se manejaban valores de 10 mil y 15 mil millones de pesos. Se abre entonces para el país una nueva oportunidad de reactivar su economía tras el fracaso del blindaje financiero anunciado por De la Rúa a fines del año pasado. Como se recordará, ya que no ha pasado demasiado tiempo, la enorme confianza depositada por el Ejecutivo en el blindaje se fue diluyendo a no menos de sesenta días de haberse anunciado como el fin de todos los males. Luego, la crisis se profundizó a tal punto que se llevó dos ministros de Economía en un corto plazo. Sólo la figura de Domingo Cavallo, con la aprobación de superpoderes por parte del Parlamento, logró calmar el malestar de los mercados y hacer descender el riesgo país. No obstante, los esperados síntomas de una reanimación de la actividad económica nunca llegaron. El estancamiento, el escaso ingreso de capitales, las marcadas diferencias con Brasil en el Mercosur, y por último la delicada situación desatada en Aerolíneas Argentinas, contribuyeron a crear un cuadro de situación de gran pesimismo. La posibilidad de no poder asumir los compromisos externos, aunque el presidente nunca dudó que lo haría, se vislumbraba. El riesgo de default, cesación de pagos, estaba latente. Por ello este salvataje denominado megacanje, con el cual se rescatan títulos públicos a cambio de nuevos bonos, le da un gran respiro a la economía argentina, al menos hasta el mes de noviembre, hasta donde tiene asegurado el pago de los compromisos de la deuda. De allí en más, dependerá de los fondos en los mercados de capitales para seguir cumpliendo con los vencimientos. Ahora no hay tiempo que perder, resulta imperioso que desde el Ministerio de Economía se impulse una política genuina de reactivación, fundamentalmente del mercado interno, y de reducción del déficit fiscal. La ciudadanía, que en su mayoría ha demostrado una gran comprensión sobre las dificultades, necesita comenzar a ver resultados concretos para mantener su confianza. Con un gran respaldo internacional y una gran expectativa interna, toda la responsabilidad queda en manos de quienes tienen la obligación de demostrar capacidad en las funciones para las cuales fueron designados.
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