"Si volvés a jugar en Central que no sea cuando esté yo, eh", le advirtió el ex defensor canalla Horacio Carbonari a su amigo Cristián González, en la interminable charla junto a sus amigos y ex compañeros Roberto González, Adrián Gau y Tomasín. El Kily dialogaba interminablemente con sus amigos en un rincón del bar, por momentos hablaba sin parar por su celular y luego retomaba la charla de pie, mientras Petaco charlaba con Ovacion en una mesa cercana. Recordaban viejas anécdotas de las inferiores, se preguntaban por ex compañeros a los que no ven hace mucho y se reían con ganas, como viejos amigos de la secundaria. Finalmente, el Kily amaga por enésima vez con despedirse, le deja el número de su nuevo teléfono celular anotado en una servilleta a uno de sus amigos y se abraza varias veces con Carbonari, casi como cuando jugaban juntos en las divisiones inferiores. Hasta que por fin logra salir del café, se deja tomar el último par de fotos en la calle y saluda al reportero gráfico con un beso. Un Kily auténtico.
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