A lo largo de la investigación del caso Caballero-Velásquez no llegó a probarse que los ladrones que asaltaron al taxi fueran los jóvenes fallecidos. Por el contrario, el chofer no reconoció a Andrés Velásquez como uno de los asaltantes. La descripción que brindó de los mismos no coincide con los rasgos de los adolescentes baleados. Aún así, la policía sostuvo que los jóvenes fallecidos eran los autores del atraco. E incorporó al parte preventivo datos que contradicen el testimonio del taxista. En su declaración, el taxista Héctor Tomás Eduardo Rondán no pudo precisar si los asaltantes llevaban un arma. Describió a los ladrones como dos personas de "20 a 25 años, no menos", de estatura alta y que vestían ropas oscuras, y agregó que uno de ellos llevaba una gorra. La descripción contrasta con los rasgos de los jóvenes abatidos por la policía. Andrés Velásquez tenía 14 años y 1,66 metro de estatura. Walter Caballero, 19 años y 1,62 metro. Walter no vestía ropas oscuras: llevaba un jean y una campera celestes. No les secuestraron ninguna gorra. Sin embargo, el agente Kleiman refirió que en el pasillo de Spiro y Cepeda vio salir a los dos jóvenes de una casilla, "observando que la descripción aportada (por el taxista) coincidía con la de ambos". Pero según consta en la causa, el taxista no reconoció a Velásquez como uno de los asaltantes. Al ver la foto del menor "se puso a llorar y dijo que no era la cara de ninguno de los que lo asaltaron", según relató en Tribunales el padre de Walter, que presenció el reconocimiento. Entre la versión oficial y la declaración del chofer existe otra discordancia: el parte preventivo afirma que el taxista fue asaltado "bajo amenazas de muerte", pero la víctima señaló que en en ningún momento los asaltantes lo amenazaron ni expresaron que se tratara de un asalto.
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