| | Panorama Brasil se desenchufa y en Argentina prenden velas No hay pronósticos coincidentes sobre el efecto de la crisis energética en el vecino país
| El impacto en Argentina de la crisis energética de Brasil es todavía una incógnita. Los vaticinios son distintos según el lugar en el que se paren los analistas. Todos coinciden en que la producción industrial del país vecino se verá afectada por los recortes de electricidad dispuestos por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y temen que se corte la expansión sin inflación de la que venía gozando el socio del Mercosur. Para la Argentina el dato no es menor. Más del 20% de las exportaciones agroalimentarias tienen como destino el Mercosur, principalmente Brasil. Hay sectores enteros de la agroindustria local que están atados a la suerte económica del país vecino, como los lácteos, por las exportaciones o por el efecto que tendría en el mercado interno no contar con esos envíos. Otro caso es el del trigo, que tiene en los molineros de Brasil a clientes preferenciales. Economistas como Rodolfo Lavagna, de Ecolatina, se enrolan entre los que estiman que una profundización de la crisis energética que afecten la expansión de la economía brasileña perjudicaría en gran medida a los productores argentinos, por el menor consumo en ese mercado y, eventualmente, la liquidación de materia prima por parte de los vecinos. Desde el lado de los productos que compiten con los brasileños en el exterior, como los subproductos oleaginosos o la carne, las perspectivas de una menor industrialización en el país vecino recorta la oferta en el mercado internacional y alienta una suba en las cotizaciones. El Instituto Interamericano de Cooperación (Iica) sacó las primeras cuentas del fenómeno. En relación al intercambio bilateral con el país vecino, advirtió que las exportaciones argentinas están más influidas por la paridad cambiaria que por la crisis energética. "De acuerdo con las estimaciones del Iica existe una baja correlación entre las exportaciones agroalimentarias argentinas a Brasil y el nivel de actividad industrial del país vecino", destaca un informe de la oficina local de la entidad que dirige Gonzalo Estefanell. Por el contrario, sí hay relación entre las exportaciones y el tipo de cambio real bilateral. Así, para los técnicos del organismo interamericano, "interesa más la tasa de cambio relativa que la caída del PBI" a los efectos del análisis de las exportaciones. Al respecto, el organismo afirma que, debido al empeoramiento de la tasa cambiaria, las ventas de agroalimentos argentinos a Brasil disminuyeron un 11% en el primer cuatrimestre del corriente año, con respecto a igual período del año anterior. "Es importante señalar que entre mediados del año pasado y mayo de este año el real lleva perdido más del 15%, lo que sumado a la crisis podría llevar a la economía brasileña a un nuevo círculo vicioso en el que el aumento del dólar provoca un alza en las tasas inflacionarias", subraya. Por tal motivo, el Iica sostiene que si bien el "el 60% de las exportaciones argentinas son de origen agroindustrial y de esa cantidad, aproximadamente el 20% van a Brasil, el problema energético y la caída del PBI del vecino país no afectará directamente al comercio bilateral". Sí estima que la crisis energética contribuirá a profundizar la inestabilidad monetaria de Brasil "que ya obligó al Banco Central tomar medidas antiinflacionarias, como ser incrementos en la tasa de interés de referencia Selic (redescuento del Banco Central)", lo que se vería reflejado en una disminución de las compras de productos agroalimentarios argentinos. Asimismo, indica que "debido a la crisis energética se experimentaría un alza de los costos de los productos brasileños lo que provocaría un cambio en los precios relativos que favorecería a los importados". El ministro de Industria de Brasil, Alcides Tapias, sorprendió esta semana al sugerir a las empresas brasileñas integradas en el Mercosur a reforzar las líneas de producción en Argentina, para seguir produciendo frente a la falta de energía. La medida es analizada por algunas grandes multinacionales alimentarias que en su momento habían trasladado el grueso de sus operaciones al país vecino, y en algún punto pueden beneficiar a algunas firmas de maquinaria agrícola que trabajan en forma complementaria. Los que empezaron a ver a luz fueron los industriales aceiteros, merced a la menor molienda de harina que se espera en Brasil. Sin embargo, eso no necesariamente significa alivio para los productores porque, de darse ese caso, quedaría un saldo muy importante de granos sin procesar, que saldrían al mercado internacional con menor precio.
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