El humo ambiental del tabaco es una mezcla compleja de miles de productos químicos. Contiene grandes cantidades de monóxido de carbono, un gas que inhibe la capacidad de la sangre para llevar el oxígeno a los tejidos corporales, incluidos órganos vitales como el corazón y el cerebro, así como otras sustancias que contribuyen a la aparición de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. Se ha demostrado también que al menos 40 de estas sustancias causan cáncer.
La exposición a estas sustancias puede causar efectos tanto a largo plazo como inmediatos. Los efectos inmediatos incluyen irritación de los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones. Los no fumadores, que son en general más sensibles a los efectos tóxicos que los fumadores, pueden presentar cefaleas, náuseas y mareos. También provoca estrés en el corazón y afecta la capacidad del organismo de captar y usar el oxígeno. En los enfermos de asma puede desencadenar ataques inmediatos.
El efecto a largo plazo se manifiesta en mayor riesgo de cáncer y cardiopatías.
En los niños
La vulnerabilidad de los niños al humo del tabaco reviste especial interés médico por cuanto sus pulmones son más pequeños y su sistema inmunitario está menos desarrollado, por lo que resulta más probable que contraigan infecciones respiratorias y del oído.
Dado que son más pequeños y respiran más rápido que los adultos, aspiran más productos químicos nocivos por kilogramo de peso que un adulto.
Numerosos estudios sobre los efectos en los niños concluyeron lo siguiente:
* La exposición al humo del tabaco causa un aumento de la frecuencia de bronquitis, neumonía y otras enfermedades respiratorias.
* Causa infecciones agudas y crónicas del oído medio.
* Desencadena ataques de asma en los niños que ya lo padecen y algunos estudios sostienen que genera la enfermedad en los sanos.
* Aumenta sustancialmente el riesgo del sindrome de muerte súbita del recién nacido, también conocido como "muerte en la cuna".
Hogar y trabajo
La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud recomiendan que el mejor lugar para empezar a limpiar el aire del humo del tabaco es la propia casa. Para ello sugieren "colocar carteles y tarjetas que recuerden a los invitados que están en una zona libre de humo".
En cuanto a los lugares de trabajo recomienda ponerse en contacto con grupos de empleados, la administración o los dueños, para informarles acerca de que las restricciones del acto de fumar puede beneficiar a todos.
La OMS propone que quienes no fuman busquen apoyo dentro de su comunidad para la creación de lugares libres de humo. Asimismo insta a dirigirse a los representantes legislativos para que creen y apoyen las leyes que garanticen lugares no contaminados por el tabaco. En tal sentido la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec), filial Rosario, recuerda la vigencia de la ordenanza Nº6631 aprobada por el Concejo Municipal que prohíbe fumar en las aulas universitarias, bancos, restaurantes, salones de conferencias, bares, y otros espacios cerrados.